Se puede observar fácilmente que la internacionalización de las empresas familiares españolas muestra unos parámetros que la diferencian de la de otros países:
- El 85% de las empresas españolas son empresas familiares.
- Las empresas familiares realizan el 59% de las exportaciones totales de España.
- Sus ventas (nacionales) son igual al 70% del PIB.
Sobre todo hoy día, en estos tiempos de crisis, estos datos deben ser tenidos en la consideración que merecen ya que lo que España necesita en este momento es tener una balanza comercial positiva. Para conseguirla debe apoyarse en las exportaciones. Y, como en nuestro caso, provienen mayoritariamente de empresas familiares, sería necesario fomentar la internacionalización de este tipo de empresas, impulsando y motivando a la vez su visión, su enfoque y su afiliación con el mercado internacional, para conseguir una mayor involucración en el mercado internacional.
No cabe ninguna duda acerca de que en cuanto a la internacionalización, las empresas familiares son un participante muy importante para el mercado español. Presentan muy buen comportamiento y un muy buen rendimiento. Sin embargo, no puede decirse lo mismo en lo relativo a la innovación.
Las dificultades de un entorno adverso a la empresa familiar
Las empresas familiares invierten menos en investigación y desarrollo que las empresas no familiares, quizás por ser adversas al riesgo, por ser conservadoras y por no tener los recursos necesarios. Aunque también puede deberse a que quizás no han entendido la necesidad de innovación de la misma manera que las empresas no familiares.
Esta carencia podría venir motivada por un entorno que, en general, no les es favorable ya que, desafortunadamente, el 95% de las empresas mueren en el primer año de su existencia (sobre todo si hablamos de empresas pequeñas o empresas familiares).
En España no se incentiva tanto a los emprendedores, y aún menos a nivel de recursos. Por tanto, no se fomenta suficiente la creación de empresas y esto hace que las empresas pequeñas no puedan sobrevivir y también que las empresas familiares no puedan invertir más en I+D porque se ven forzadas a elegir, y en ese trance, se decantan por su producto, en vez de plantearse el invertir recursos en su desarrollo o mejora.
A nivel descriptivo, y basándonos en los datos, vemos que en España hay más empresas dinámicas en cuanto a la internacionalización pero no tanto a nivel de innovación. El tejido empresarial español, en concreto las empresas familiares en España no están tan orientadas hacia la innovación tecnológica como lo están hacia la internacionalización.