7ª Jornadas de RR.HH. de EADA: Trabajo y felicidad
El pasado 15 de mayo se inauguró en EADA la 7º edición de las Jornadas de Recursos Humanos con un invitado de excepción: Antoni Bolinches, uno de los introductores de la psicología humanista en España que está especializado en el tratamiento de los conflictos de pareja y las terapias de crecimiento personal. Bolinches impartió la conferencia Función profesional y felicidad personal, en la que reflexionó sobre cómo el trabajo puede ser una fuente de realización personal pero también una vía importante de frustración existencial.
Teoría de la felicidad
Bolinches inició su ponencia hablando de un concepto tan subjetivo como el de la felicidad, definiéndola como “el camino que recorremos para llegar a una meta, un camino de autoanálisis en el que nos formulamos preguntas y respuestas para hacer aflorar la mejor parte de nosotros”. Pero, en su opinión, hay “facilitadores” que favorecen esta felicidad y, también, “dificultadores” que la truncan.
En relación a lo primero, las principales vías para ser felices son la realización personal –haciendo lo que realmente nos gusta–, la congruencia interna –resolviendo las contradicciones internas propiciadas, en la mayoría de casos, por la disyuntiva entre lo que nos conviene y nos apetece hacer– y el amor armónico –cuando dos personas adultas se juntan para compartir sus plenitudes–.
En cuanto a los “dificultadores”, es decir, las principales causas de infelicidad, Bolinches se refirió sobre todo al sentimiento de inferioridad –derivado del miedo al fracaso–, al vacío afectivo y al sentimiento de culpa –en este último caso, cuando hacemos algo que no nos conviene–.
El problema de la frustración
El conocido psicólogo fue más allá de esta teoría y aportó porcentajes sobre el grado de felicidad o infelicidad de la población, en base a varios estudios que ha llevado a cabo y que ha publicado en sus libros de autoayuda. Así, según sus estadísticas, un 15% de la población se siente realizada debido, principalmente, a que en su trabajo pueden expresar y desarrollar sus capacidades y potencialidades. “El trabajo es una fuente de realización personal fundamental y es por este motivo que los que se sienten realizados en el entorno laboral no necesitan hacer vacaciones”, apuntó.
Sólo un 15% de la población se siente realizada, sobre todo porque en el trabajo pueden desarrollar sus capacidades y sus potencialidades
Por otra parte, un 50% de la población estaría en la franja de los conformados. Según Bolinches, “son los que se sienten felices en general pero no tanto desde un punto de vista de realización personal”. Puso el ejemplo de aquellos que en sus trabajos no están muy motivados pero que, a pesar de ello, aceptan la realidad y se adaptan.
A esto cabría añadir un 35% de frustrados, “el principal problema de nuestra sociedad, sobre todo entre los más jóvenes”, aseguró. Para este experto, “la frustración tiene una vinculación muy estrecha con la realización personal”. Por ello, en este grupo engloba a “todas aquellas personas que tienen miedo al fracaso y que no han encontrado una fuente de realización personal”. Además, aseguró, las consecuencias son graves porque somatizan el problema, hasta el punto de que se niegan la realidad y necesitan continuamente evadirse –a veces de manera constructiva pero muchas otras de manera destructiva–.
Gestión del cambio
Según Bolinches, “los frustrados deben afrontar un proceso de autoanálisis para propiciar el cambio, pues si no hay cambio no hay aprendizaje”. En su opinión, “muchas personas se quedan estancadas en una especie de mediocridad por miedo al fracaso, lamentándose toda la vida de lo que pudieron ser y no fueron”.
Muchas personas se quedan estancadas en una especie de mediocridad por miedo al fracaso, lamentándose toda la vida de lo que pudieron ser y no fueron
Para afrontar con éxito este problema, Bolinches planteó una estrategia de cambio que se podría resumir en los tres pasos siguientes:
• Ser consciente de que el cambio es posible
• Hacer un proceso de autoanálisis y cuestionarse por qué es conveniente el cambio
• Asumir el riesgo al fracaso: el error nos hace caer pero el aprendizaje nos vuelve a levantar; se aprende de los fracasos
¿Cuándo se alcanza la madurez?
En el último tramo de la conferencia se reflexionó acerca de la madurez, que Bolinches definió como “la capacidad de armonizar placer suficiente con deber necesario”. Dicho en otras palabras, “la persona madura es aquella que ha superado grandes fracasos en su vida, además de inseguridades e imperfecciones, y que plantea aspiraciones adecuadas a sus potencialidades”. Siguiendo el ejemplo que puso relacionado con la cuestión del físico, “hay que aceptar lo guapos o lo feos que somos y no autoengañarnos”. O, siguiendo otro ejemplo, “si soy una persona de una cierta edad quizás pueda participar en una cursa pero sería ingenuo si pensara que la podría ganar”.
Pero Bolinches distinguió la madurez de la seguridad. Este último concepto, según afirmó, está vinculado a aspectos como la autoestima, la autoimagen o la competencia sexual”. En cambio, como explicó, “a lo largo de tu vida quizás te ha ido todo bien, sobre todo por tu atractivo y por tu éxito profesional, pero llegas a los 50 y te hundes ante un primer gran fracaso, perdiendo toda tu autoconfianza”. De ahí la necesidad de hacer ese ejercicio de autocrítica y de que cada uno sea su propio agente de cambio, no los demás.
Si quieres saber más acerca de este tema puedes ver la entrevista que hizo Carlos Torrero, Product Manager del Área de RR.HH. de EADA y Desarrollo Directivo, a Antoni Bolinches:
http://www.youtube.com/watch?v=i_LzIUUDxiE#t=11