Christian Felber defenderá en Be Finance Day su modelo de economía de mercado ético alternativo al sistema capitalista
La primera edición de Be Finance Day de EADA contará con la presencia de Christian Felber, profesor de Economía en diferentes universidades europeas y mundialmente conocido por ser fundador de la economía del bien común. Esta teoría, que es el título del libro que publicó hace unos años y que se convirtió rápidamente en un best-seller, es un modelo alternativo de economía de mercado ético que se opone tanto al sistema capitalista como al comunista. Los principales valores en los que se asienta la propuesta de Felber son: dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, cooperación, justicia social y democracia. De todo ello nos habla el autor a raíz de su ponencia en Be Finance Day La economía del bien común.
¿Cuáles son los principales puntos de su ponencia en Be Finance Day?
Presentaré mi teoría de “la economía del bien común”, un modelo holístico y alternativo para la economía que tiene en cuenta el planeta y sus ecosistemas, respeta los valores de la sociedad y se inscribe dentro de reglas democráticas. Además, propone procesos profundos de participación democrática que permiten un cambio del modelo económico. Con esto, ampliaré el horizonte de la ciencia económica a sus contextos más importantes: la sociedad humana, la ética, la democracia y el planeta.
¿Cuál es la esencia de su teoría?
Para mí la esencia es la resolución de la contradicción entre los valores negativos que se recompensan en el mercado –egoísmo, desconsideración, avidez, avaricia, irresponsabilidad– y los valores que permiten florecer nuestras relaciones humanas. Estos últimos valores son universales y forman parte de nuestras constituciones: dignidad, solidaridad, justicia y democracia. Los “valores económicos”, en cambio, no son valores constitucionales. La economía del bien común propone resolver esta contradicción cambiando las dos principales reglas legales que guían el comportamiento de los actores económicos –afán de lucro y competencia– por contribución al bien común y cooperación. Cuanto más cooperativas, solidarias, ecológicas y democráticas sean las empresas mayor será su éxito. De esta forma, las leyes del mercado por fin estarán en concordancia con los valores de la sociedad.
La economía del bien común cambia las dos principales reglas legales que guían el comportamiento de los actores económicos –afán de lucro y competencia– por contribución al bien común y cooperación
¿En qué sentido su teoría replantea las bases del capitalismo?
Primero, propongo invertir fin y medio en la economía. En el capitalismo, el crecimiento del capital es el fin y el bien común el medio o el efecto secundario. En la economía del bien común es a la inversa. Consecuentemente, en el capitalismo, el éxito se mide en base a “su” fin, con el rédito financiero en una inversión, con el beneficio financiero en una empresa y con el PIB en una economía nacional. Sin embargo, las constituciones dicen que el dinero sólo es el medio, mientras que el fin de la economía debe ser el bien común. Otra consecuencia muy importante es el final del crecimiento económico infinito y también el de las empresas. Además, cuanto más grandes se hacen, más obligadas estarán a compartir poder y propiedad. Esto será un aliciente muy eficaz contra un crecimiento excesivo.
La economía del bien común se refiere a la economía al servicio de las personas y no del beneficio monetario. ¿Esto no es Responsabilidad Social Corporativa (RSC)?
La economía del bien común se puede considerar el primer instrumento de la segunda generación de RSC. La primera generación se caracteriza por la ineficacia. A diferencia de la mayor parte de herramientas de RSC existentes, el balance del bien común es medible, comparable, auditable y conlleva consecuencias legales tales como incentivos fiscales, aranceles diferenciados, condiciones crediticias más o menos favorables, etc. Así, la ética conducirá al éxito, y el dumping al fracaso. Como consecuencia, el mercado interior de la UE se convertiría en un mercado ético. En un paso posterior, el balance del bien común puede convertirse en una parte integral de todos los acuerdos de comercio internacionales. Las empresas de todo el mundo obtendrían así un acceso más fácil al mercado según el resultado de sus balances del bien común. De esta forma, el comercio internacional también servirá como herramienta al bien común.
El dinero sólo es un medio, el fin de la economía debe ser el bien común
Parece una utopía lo que usted propone teniendo en cuenta que el sistema capitalista actual está demasiado consolidado como para que se cambien sus reglas.
Sin duda, el sistema capitalista está muy consolidado gracias a un marco legal para la economía –y la sociedad en su conjunto– muy elaborado. Sin embargo, empezamos a percibir pequeños pasos que constatan un cambio de tendencia como, por ejemplo, empresas que implementan el balance del bien común, bancos éticos y municipios del bien común que empiezan a pedir este balance y recompensan los rendimientos éticos, políticas de fomento regional y estructural que alientan estos procesos locales. A esto añadiría todas aquellas instituciones de enseñanza que cambian la manera de entender la economía y realizan proyectos de investigación con empresas. Y, finalmente, los ciudadanos, quienes iniciarán procesos democráticos para cambiar leyes y las propias constituciones. La economía del bien común es tan polifacética que tiene el efecto de un fermento cultural que impulsa una gran transformación del sistema: al principio casi invisible y en un momento dado, irreversible e imparable.
Mas información en mailto:info@ebccatalunya.cat y en http://ebccatalunya.cat/presentacio1_1/_uAlD6pePkNb4djIgD-bObZr5oOJqQKcyg_0qttUAnIXilky89C_Usg