Master en Alto Rendimiento Directivo de EADA para líderes que asumen nuevos desafíos
En noviembre presentamos el Master en Alto Rendimiento Directivo (MARD) de EADA en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, donde entrenan diariamente los deportistas de élite del país y donde los participantes de este programa realizan tres módulos. La presentación, a la que asistieron candidatos interesados en la próxima edición del MARD de febrero así como responsables de RR.HH para recomendar el programa a los empleados, contó con las intervenciones del Dr. Steven Poelmans, profesor y director de este master, y del deportista paralímpico Alberto Seoane, que participó en los últimos Juegos de Río.
MARD: Un programa innovador
Poelmans hizo una breve introducción sobre el MARD. Explicó que el programa va dirigido a perfiles de una media de 45 años que aspiran a puestos de dirección general o a dirigir un área, división o departamento concreto. “Son personas que buscan una visión transversal de la empresa, no sólo ser expertas en un ámbito concreto”. Además, añadió, “son perfiles que asumen cada vez más responsabilidades pero, por su edad, tienen más limitaciones físicas”.
Por este motivo, el MARD combina el desarrollo de habilidades directivas –visión y pensamiento estratégico, liderazgo, gestión de equipos, innovación, capacidad de negociación y de comunicación– con el desarrollo de habilidades físicas –hábitos saludables–, mentales –aptitudes cognitivas– y emocionales. “La conjunción de estas habilidades son las que convertirán a los responsables de una organización en líderes capaces de tomar las decisiones estratégicas más acertadas incluso en contextos adversos y de motivar a su equipo para rendir al máximo”.
El MARD combina el desarrollo de habilidades directivas con el desarrollo de habilidades físicas, mentales y emocionales
Aparte de la experiencia del CAR de Sant Cugat, Poelmans afirmó que “el programa incluye un proceso de análisis y observación de la evolución de los participantes a través del NeuroTraining Lab, una metodología que evalúa sus competencias de liderazgo usando indicadores biométricos y que se complementa con el feedback de los coaches.
Las paradojas del liderazgo
El Dr. Poelmans impartió una charla muy interesante sobre liderazgo, centrándose en las contradicciones que debe gestionar un directivo de alto rendimiento. Es lo que él calificó como “paradojas del autoliderazgo” pues, al igual que el yin y el yang, son contradicciones que se complementan.
La primera de estas paradojas es ejercicio físico vs. descanso. “El ejercicio físico es necesario porque genera una molécula que influye en la generación de nuestro tejido neuronal y ayuda a prevenir enfermedades, pero también es importante el descanso, pues nuestro conocimiento se forma mientras dormimos”.
Otra paradoja es foco vs. desconexión. Poelmans insistió en que “lo que más cuesta a los directivos es desconectarse”. En su opinión, “cuando conseguimos desconectar activamos la parte subconsciente de nuestro cerebro, donde tenemos mucha sabiduría e información acumulada a lo largo de la vida”. Por ello, “cuando desconectamos somos más creativos”. Pero, al mismo tiempo, el profesor de EADA incidió en la necesidad de entrenar la atención en algo concreto. De ahí que el programa incluya sesiones de meditación y de mindfulness. “La capacidad del directivo para llegar a la plena concentración tiene una relación directa con las competencias emocionales. Es decir, la persona que es capaz de bajar las revoluciones, de autoregularse emocionalmente, tiene un mayor equilibrio emocional, puede tomar mejores decisiones y regula mejor las relaciones con los demás”.
La capacidad del directivo para llegar a la plena concentración tiene una relación directa con las competencias emocionales
La tercera paradoja es foco interno vs. foco externo. El NeuroTraining Lab permite ver en qué medida una persona está conectada con su entorno. Según Poelmans, “para un directivo es importante escuchar a la persona con la que interactúa, almacenar la información que le suministra y utilizarla para encontrar soluciones conjuntas”. Y añadió: “Hay una relación directa entre la capacidad de escucha y tener éxito en una negociación o resolver cualquier conflicto. Quien suele tener posesión de la palabra no siempre es quien gana un partido”. Pero el directivo debe también estar conectado con el “aquí y ahora”, algo que se consigue de nuevo con la meditación. “Las personas que meditan frecuentemente obtienen mejores resultados en una negociación. La meditación tiene que ver con la metacognición, es decir, con la capacidad de autoobservarnos”, apuntó.
Otra paradoja del liderazgo es diversión vs. rutina. Poelmans defendió el sentido del humor y el juego en el trabajo, “pues no sólo es motivante sino que también fomenta la creatividad porque estamos más relajados”. Por otra parte, cuando habló de rutina se refirió a la repetición ya que “la insistencia y la práctica continuada es la mejor fórmula para llegar al alto rendimiento”.
Por último, el profesor de EADA habló de justicia vs. prudencia. “Muchos directivos quieren hacer el MARD para ser más justos y aplicar las mismas reglas en toda la empresa, en cambio, esto es un gran error porque acaban siendo injustos”. Y ahí es donde entraría la prudencia, “una virtud que nos indica que es necesario adaptar nuestro estilo a cada empleado”. En su opinión, “se trata de buscar una solución aceptable para cada una de las personas”. Aparte, insistió en la prudencia para superar cualquier prejuicio de cualquier tipo.
El ejemplo de Alberto Seoane
Por su parte, el deportista paralímpico Alberto Seoane, que entrena cada día en el CAR de Sant Cugat para competir en los campeonatos internacionales de Tenis Mesa, se centró en las conexiones que hay entre el deporte de élite y el alto rendimiento directivo: “En ambos casos el objetivo es la excelencia. Para ello, debes estar siempre al 100%, lo que implica descansar bien, llevar una dieta equilibrada, ser constante en los entrenamientos para conseguir un alto rendimiento sostenido y tener un equilibrio emocional”.
Tanto el deportista de élite como el directivo de alto rendimiento buscan la excelencia
En su opinión, “la presión de un deportista de élite y de un directivo es la misma, ambos tienen que rendir al máximo para tomar las decisiones estratégicas más acertadas que les permitan alcanzar sus objetivos”. También destacó la importancia que tiene en los dos casos el trabajo en equipo: “Mis triunfos no serían una realidad sin los entrenadores, preparadores físicos, nutricionistas, psicólogos, unidad de ciencias –que analiza continuamente los resultados y fija los parámetros para mejorarlos–, etc.”. Y es que, como señaló, “no es suficiente obtener una beca, en mi caso debo estar en los 16 primeros del ranking mundial para participar en una competición internacional o en unos Juegos Olímpicos”.
Alberto hizo referencia a las experiencias únicas que se viven diariamente en el CAR de Sant Cugat: “Es un entorno inigualable donde se respira deporte en cada rincón, donde ves desde niñas pequeñas de rítmica hasta cualquier otro deportista de élite que entrenan cada día muchas horas para mejorar sus resultados”. De ahí, añadió, que sea un acierto realizar tres módulos del MARD en este espacio, pues los directivos pueden aprender mucho del alto rendimiento deportivo”.
Inscríbete aquí a la próxima edición del MARD que empezará en febrero de 2017.