Es realmente complicado para mi hablar, en este post, de las consecuencias económicas del coronavirus, tomando en consideración el impacto social que está teniendo y el gran número de fallecidos que se producen diariamente. Sin embargo, a nadie se le escapa que sus efectos colaterales implicarán muy probablemente una crisis global de importantes dimensiones. Las apuestas que han hecho los mercados ante esta situación son muy evidentes.
Si nos centramos en el caso de España, la disminución de sus ingresos y el aumento del gasto público, no solo sanitario sino también para dar cobertura a las necesidades sociales, implicará asumir tasas de déficit público soportadas con rondas de financiación de deuda pública. Un escenario que muy seguro se replicará en la mayoría de los países de la UE y que supondrá romper el “principio de equilibrio presupuestario”.
Por este motivo, tanto el BCE como las autoridades de nuestro país, han puesto en marcha una serie de iniciativas muy ambiciosas en su cuantía con el objetivo de inyectar liquidez en los mercados y cambiar la tendencia que parece que sigue la economía y paralelamente a ello, los mercados.
La primera de ellas ha sido el compromiso del BCE de aportar 750.000 millones que utilizará para ampliar la compra de deuda pública. Su finalidad es muy concreta: mantener diluida la prima de riesgo, evitando que el coste de la financiación no exceda de los porcentajes deseables.
Por otra parte, el BCE también ha concedido 110 mil millones de euros a los bancos mediante subasta, con unas condiciones excepcionales: -0,5%. Este dinero no tiene finalidades concretas de utilización. Aunque una parte deberían utilizarse para conceder créditos, mucho me temo que se destinarán también a la compra de deuda pública aumentando sus balances, con este tipo de activo. Su rentabilidad parece asegurada y esta se obtendría por dos vías: la del propio bono y el interés que paga el BCE a quien tome esta financiación, al tener anexa tasas de interés negativas.
Es cierto que la situación es excepcional y que las emisiones de deuda pública deben colocarse con demanda suficiente. Esto implicará que España, Italia y más países de la UE, castigados por la paralización casi total de su economía, soliciten la asistencia de las entidades bancarias nacionales para complementar la compra de deuda del Estado.
La opción de los bonos
En este contexto, vuelve a salir en el debate económico la posibilidad de emitir deuda pública respaldada por un presupuesto europeo, tal como solicitaban mediante una carta conjunta, nueve países de la eurozona, a Charles Michelle, presidente del Consejo Europeo. De no ser posible, se hace imprescindible que Europa avance con urgencia hacia la constitución de un activo seguro europeo, como pueden ser los SBBS (Sovereign bond-backed Securities).
Se trata de activos emitidos por un ente respaldado por una cartera diversificada de bonos soberanos de la eurozona. Esto permitiría a los bancos invertir en estos activos, logrando una mayor diversificación, un menor riesgo para sus carteras de bonos y un impacto positivo en la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.
Es cierto que la liquidez destinada por los bancos a la compra de estos bonos podría lastrar la liquidez destinada a la concesión de créditos a la economía real. No obstante, queda por llegar en los próximos meses una importante bolsa de dinero del BCE a través de las LTRO, diluyendo las dificultades que puedan tener los bancos para financiarse en los mercados. La ayuda del Estado en forma de avales será un buen complemento para que este dinero llegue realmente a las empresas, autónomos y hogares en forma de créditos.
Finalmente, la relajación de los requerimientos de capital y de liquidez propuesto por el BCE a los bancos, consensuado por el EBA (European Banking Authority), podrían liberar más de 120.000 millones de euros. Unos recursos que podrían destinarse, entre otras cosas, a agrandar la concesión de préstamos a los hogares y a las empresas. Se trata, por tanto, de medidas que deben afrontar en el corto plazo las necesidades inmediatas de liquidez y, consecuentemente, de financiación.
Salimos de una crisis de dimensiones considerables hace unos años. Esperemos que con la ayuda de todos (UE, BCE, Estado, empresarios y autónomos, bancos y personas) emerjamos de esta, incluso más reforzados.
Post escrito por el profesor de Finanzas de EADA, Rafael Sambola.