Franc Ponti: “El Design Thinking permite reinventar productos, servicios, procesos y modelos de negocios”
Del 11 al 14de julio tuve la oportunidad, a través de EADA, de cursar el prestigioso Design Thinking Bootcamp de la Universidad de Stanford. La d.school, como es conocida informalmente, es sin duda el centro académico de mayor relieve para la enseñanza del Design Thinking en el mundo. En el seminario participamos un total de cien alumnos de más de 25 nacionalidades divididos en grupos de cinco personas y liderados por un coach. Teníamos el objetivo de reimaginar la experiencia de movilidad en los transportes públicos de la Bahía de San Francisco para residentes con bajos ingresos.
El Design Thinking es un método interativo (no lineal, sino circular) que permite crear, reinventar o reimaginar (innovar, en definitiva) productos, servicios, procesos o modelos de negocio a través de cinco fases bien diferenciadas.
La primera consiste en Empatizar con el usuario. Para ello nos desplazamos al centro de San Francisco y tuvimos la oportunidad de hacer diversas entrevistas de empatía. Se trataba de descubrir pautas ocultas, deseos no manifiestos, necesidades no reveladas y empezar a crear un mapa de empatía con las declaraciones de los distintos entrevistados.
La segunda fase es Definir. Consiste en crear un POV (Point of View), es decir, cómo contempla el usuario el problema y qué pistas nos facilita (conscientemente o no) para que tengamos elementos para empezar a pensar creativamente.
En eso consiste precisamente el tercer movimiento: Idear. Los miembros del grupo estuvimos unas horas generando posibles soluciones y seleccionando las más prometedoras. Me sorprendió el método de trabajo de la d.school: todo el mundo trabaja de pie, no se pueden valorar las ideas hasta el final, hay que contruir sobre las ideas de los demás…
Cuando tuvimos un concepto sólido seleccionado, empezó la cuarta fase, la de Prototipado. Consiste en crear la solución ideada (en nuestro caso fue un sistema para que las personas discapacitadas tuvieran prioridad absoluta en los autobuses y metros del área) a través de una representación teatral con objetos simulados (asientos, silla de ruedas, etc.). El prototipo fue presentado a otros grupos para recibir feedback e introducir mejoras.
El Design Thinking permite proponer muchas ideas y comprobar si resuelven o no un problema real
Finalmente, en las calles de Stanford, pudimos testear nuestra solución con usuarios reales: ciudadanos que se prestaron a valorar nuestra propuesta de forma crítica. Es esa la gran ventaja del Design Thinking: no se trata de una innovación vanidosa (“mis ideas son muy buenas”) ni a ciegas (un simple brainstorming). Permite comprobar si las propuestas que hemos formulado se adaptan o no a las expectativas de los usuarios o si resuelven realmente su problema.
Las instalaciones de la d.school son, por supuesto, de ensueño. No hay aulas al uso: las sesiones plenarias, de corta duración, se realizan en una especie de teatro-hall. Luego, cada grupo trabaja en un taller privado (hay más de 20 talleres) absolutamente equipado: material gráfico, material de prototipado, pizarras, mesas altas con taburetes…
Tengo ya ganas de empezar a practicar con mis grupos en EADA.
An awesome experience…
Post escrito por Franc Ponti, profesor del Global Innovation Management Center de EADA.