Dr. Boyd Cohen: “Cualquier ciudadano puede ser un emprendedor local”
Ya no hay vuelta atrás en la transformación de las ciudades en smart cities. Las urbes buscan soluciones innovadoras para resolver grandes desafíos sociales como son el cambio climático, la desigualdad social y la superpoblación –habrá más de 136 nuevas ciudades en 2025 que concentrarán más de un millón de personas–. En esta transformación tienen un papel determinante los emprendedores locales, es decir, fundadores de pequeñas startups que resuelven necesidades sociales pero también cualquier ciudadano con voluntad de solucionar algún problema de su barrio.
Esta fue la idea central de la conferencia ‘Urbanpreneur’ que impartió el pasado 6 de julio en la sede de ACCIÓ el Dr. Boyd Cohen, profesor de emprendimiento y sostenibilidad en el Departamento de Estrategia, Liderazgo y Personas de EADA. Es también la tesis central de su último libro ‘The emergence of the urban entrepreneur’, donde considera que el emprendimiento local es el principal motor de cambio en las ciudades.
Urbanización, democratización y colaboración
Según explicó Cohen, para que las ciudades sean inteligentes debe producirse la convergencia de tres factores: urbanización, democratización y colaboración. En cuanto al primer punto el profesor de EADA se refirió al progresivo desplazamiento de la población a las ciudades y, por consiguiente, al incremento del número de emprendedores viviendo en áreas urbanas. Pero el concepto de urbanización va mucho más allá, tiene que ver con la economía colaborativa. Para el ponente, “las ciudades no tienen los recursos suficientes para afrontar retos como la creciente crisis de vivienda, el desempleo o la excesiva contaminación”. Por ello, añadió, “necesitan la ayuda de emprendedores locales que resuelvan todos estos problemas que afectan a los ciudadanos”.
En su libro, Cohen especifica un poco más esta idea con varios ejemplos de movilidad –el uso de coches y bicicletas compartidas– y de medio ambiente –la generación y el consumo compartido de energías renovables por parte de varias empresas–. “Son smart solutions que reducen el tráfico en las ciudades y preservan el medio ambiente y, además, están propiciando la aparición de nuevos modelos de negocio (urban-sharing business models)”.
En relación al segundo punto, democratización, Boyd se refirió a los modelos colaborativos y a las herramientas de innovación a las que puede acceder cualquier persona para convertir una idea en negocio. Y lo explicó con un ejemplo muy ilustrativo: “En los años 90 lanzar un proyecto innovador al mercado tenía un coste de 2,5 millones de dólares. A principios del 2000 era ya de 250.000 dólares. Y actualmente, al no tener que desarrollar un software propio, sino que se puede alquilar, el coste es tan solo de 250 dólares”.
Cohen destacó los nuevos modelos de crowdfunding, la proliferación de fab labs –por ejemplo, para desarrollar un producto en 3D– y de espacios de coworking, la posibilidad de open-source software y las tecnologías virtuales web. Pero, además, insistió en que “la democratización no solo permite que estas herramientas de innovación sean más accesibles a un mayor potencial de emprendedores sino que además reduce la dependencia del capital riesgo”. En su opinión, “vamos hacia un mundo donde el venture capital ha dejado de ser determinante, pues disponemos de recursos en las ciudades para impulsar negocios innovadores”.
Por último, en relación al tercer componente, el de la colaboración, el profesor de EADA se refirió a “la necesidad de encontrar soluciones conjuntas a problemáticas sociales desde abajo, es decir, desde la ciudadanía, y con el apoyo de la administración pública, empresas, startups y universidades”. Según dijo, “se trata de crear un ecosistema emprendedor más a pequeña escala, a nivel de barrios por ejemplo, donde los vecinos colaboren en proyectos impulsados por startups tecnológicas y que puedan tener un impacto social”. Y concluyó: “hay que convertir un problema social de la ciudad en una oportunidad de desarrollo de un modelo innovador”.