Carme Gil: “Los equipos de alto rendimiento comparten valores y objetivos”
Las organizaciones cada vez son más conscientes de la necesidad de invertir en la formación de sus equipos. Su reto no pasa sólo por mejorar los resultados sino también por lograr que las personas que integran dichos equipos creen su propia filosofía de trabajo, sus normas, sus valores. Es decir, que todos los integrantes del equipo compartan, respondan y sintonicen con los mismos valores, algo imprescindible para tener una cultura corporativa fuerte y, al mismo tiempo, equipos de alto rendimiento. Por el contrario, si existe poca sincronización entre los colaboradores y los valores organizativos, estaríamos hablando de una cultura débil dentro del equipo.
Si existe poca sincronización entre los colaboradores y los valores organizativos, estaríamos hablando de una cultura débil dentro del equipo
Este es el gran reto de las organizaciones actualmente: ser capaces de construir equipos de alto rendimiento. Lo asegura, entre otros, el experto estadounidense en management Ken Blanchard, autor de Formación de equipos de alto rendimiento. Pero, ¿conoce nuestro equipo los valores en los que se apoya la empresa? ¿Hasta qué punto esta organización se compromete con los valores definidos? ¿Por qué hay que conseguir esa sincronización entre los colaboradores y los valores organizativos?
Para hacer esa transformación hacia los equipos de alto rendimiento, las organizaciones deben primero definir un objetivo muy claro. Concretamente, deben tener muy claro el destino final al que quieren llegar, algo esencial para conseguir el propósito común de todos los integrantes del equipo. Por otra parte, tienen que asegurarse que un equipo de alto rendimiento comparta y sintonice con las metas corporativas así como con su misión. Si no se definen bien los valores que les unen como equipo hay el riesgo de favorecer equipos que estén perdidos o sin rumbo fijo. Y, además, es fundamental que cada uno de los que forman el equipo sea ambicioso en la consecución de los objetivos que se han fijado, que todos ellos tengan afán de superación y de mejora constante.
Los valores del equipo de alto rendimiento
En este sentido, los valores suponen toda una oportunidad para desarrollarnos como equipo de acuerdo a nuestro propósito personal y profesional, posibilitándonos un elenco de alternativas para vivir una vida plena, con sentido coherente con nosotros mismos como seres individuales pero también como miembros de la comunidad o equipo al que pertenecemos.
Y es que los valores permiten a los miembros de un equipo tener un nexo de unión, una mirada común y enfocada en la consecución del objetivo común y en una misma dirección. En definitiva, para generar confianza entre todos y cada uno de los integrantes de un equipo, para que unos no sean más que otros, para sumar más entre todos juntos.
El neuroeconomista americano Paul Zack y su equipo demostraron que los niveles de oxitocina –hormona responsable de coordinar los comportamientos sociales como el vínculo de la madre e hijo, el reconocimiento social o el vínculo de la pareja– subían cuando los sujetos se comportaban de forma digna de confianza, compartiendo una mayor parte de sus beneficios y resultados para facilitar la colaboración futura. Dicha hormona también influye en comportamientos como la generosidad y los vínculos de colaboración entre las personas.
‘Empowerment’ y comunicación
Pero hablar de equipos de alto rendimiento nos lleva también a reflexionar sobre dos cuestiones más: empowerment (empoderamiento) y comunicación. Nos referimos al empowerment porque los miembros de estos equipos de alto rendimiento son personas empoderadas por sus líderes y con un fuerte nivel de seguridad, confianza en sí mismos y en sus capacidades. Todas ellas cuentan con un alto nivel de autonomía y comparten las responsabilidades asignadas en los diferentes momentos u etapas del proyecto.
En cuanto al segundo punto cabe destacar que la manera de comunicar en este tipo de equipos es diferente: se trata de una comunicación simple, directa y transparente. No sólo se comunican ideas sino que existe el espacio y el respeto para compartir emociones. Se escuchan los unos a los otros, existe el respeto como valor principal.