El Dr. Xavier Sales es Lecturer Dept. Accounting, Finance and Management Control
El Comité de Expertos sobre pensiones entregó el pasado 8 de junio a la ministra de Empleo y Seguridad Social (que no ha trabajado nunca en una empresa), Fátima Báñez, el informe sobre el factor de sostenibilidad que ha elaborado. Sostenibilidad es el eufemismos de turno para precisamente liquidar el sistema de pensiones tal como lo conocemos, es decir, un sistema en que una vez nos jubilemos, el estado nos proporcionará una renta que será suficiente para sobrevivir más o menos dignamente sin trabajar y con una cierta actualización del poder adquisitivo. Pues bien, eso es lo que no es sostenible, seguirán habiendo pensiones pero el poder adquisitivo se va a ir deteriorando inexorablemente con muchas posibilidades de que no permita llegar a final de mes.
El 1 de enero, según establece la ley de actualización, adecuación y modernización del sistema de Seguridad Social, ya comenzó a retrasarse progresivamente la edad de jubilación que llegará a 67 años en 2027 (y no descartaría que se adelante esa fecha o se vuelva a retrasar la edad). De la misma manera también se está aumentando el tiempo necesario para cobrar toda la pensión que llegará a 37 años y el número de años para calcular la cuantía de la pensión de 15 años a 25 en 2022.
Retrasar la edad de jubilación hasta 67 o más allá no significa que el estado espere que lleguemos trabajando hasta esa edad, simplemente esto les permitirá quitarnos un porcentaje de la pensión inicial por cada año que adelantemos el retiro reduciendo así el importe de la primera pensión. Aumentar el tiempo necesario de cotización evidentemente tiene la misma función.
A estas medidas es a las que hay que añadir las nuevas recomendaciones del mencionado comité de expertos, el factor de revalorización anual que trata de acomodar el coste de las pensiones a la disponibilidad de recursos de la Seguridad Social, y el factor de equidad intergeneracional que ajustará el importe al incremento de la esperanza de vida.
Difícilmente la economía europea vivirá crecimientos como los de la segunda mitad del siglo XX ni por supuesto los primeros años del XXI. No solo eso, la pirámide de población parece más una seta que una pirámide ya que cada vez hay menos jóvenes (y además la mayoría no tienen trabajo y por tanto no cotizan). Si a todo esto habrá que añadir el aumento progresivo de la esperanza de vida, cada vez habrá menos recursos para más pensionistas durante más tiempo. La solución es salomónica, repartir lo que haya entre los que queden y así siempre habrá un poco para cada uno y podremos decir que sigue habiendo pensiones, aunque su poder adquisitivo pueda acabar siendo miserable.
Cada día soportar esta desesperada situación se hace insoportable. Ver a mi padre, mis tíos y demás envejeciéndose en sus trabajos para recibir una miseria de pensión me hace ver oscuro el futuro. Las reformas que el gobierno quiere hacer en las pensiones de todos nosotros va ser la gota que rebase el vaso.