Ferran Núñez, Director del programa Start-Up: Creación de empresas de Valor y profesor de EADA
Provocador, afable, optimista, irreverente… Alex Osterwalder dejó varias frases para analizar, en concreto me centraré en una de sus ideas, algo que muchos sabemos, que en ocasiones aplicamos, pero que pocos se han atrevido a expresar en público…
“Quemad vuestros planes de negocio”
Por supuesto, no, no debes quemar tu business plan. El Plan de negocio es un ejercicio indispensable para reducir el riesgo de una empresa, para alinear las fuerzas y para tener una previsión de todo lo que puede resultar clave en su implementación.
El problema radica en que con el cambio del mundo, también deben cambiar las herramientas, y es algo que Alex se encargó de recordarnos… herramientas dinámicas para un mundo que se mueve cada vez más rápido.
Hace tiempo que desde las escuelas de negocio y las consultorías y aceleradoras se plantea una duda de cierto calado… ¿cuál es el formato de un plan de negocios para una start-up? Probablemente aun no estemos de acuerdo en cuál es la respuesta, pero si hay una cierta unanimidad sobre lo que no debe ser, y esto es, un plan de negocios tradicional, con 300 páginas que hablan de todo pero no nos cuentan nada creíble, empezado por exponer con todo lujo de detalles lo que hará una recién nacida empresa dentro de 4 años.
Una empresa recién creada se encontrará en su primer año una vorágine de decisiones, de oportunidades de adaptación a un mercado que aun no conoce, sin un histórico ni inercia que le obligue a permanecer en una dirección determinada. Un plan inicial debe permitirle no perderse en el camino, pero será el conjunto de herramientas ágiles y adaptativas las que le permitirán sobrevivir en el proceso de entrada en el mercado.
¿Dónde está el problema?
Pues principalmente en la falta de herramientas ágiles que nos permitan analizar los diferentes aspectos de una empresa de forma rápida, clara y gráfica. Herramientas que permitan plasmar el corazón de nuestro modelo de negocio en unas pocas páginas, a la vista, permitiéndonos la adaptación continua.
¿Alguien cree realmente que levantarte una mañana y descubrir un nuevo competidor, o escuchar que la prima de riesgo ha subido, o descubrir un nuevo nicho de mercado desatendido en el que poder vender mi producto/servicio… no afecta a su plan estratégico?
No queméis vuestros planes de negocio, pero sí os invito a hacerlos ligeros, sintéticos y lo más importante… dinámicos. Utilizad herramientas gráficas que os permitan analizar continuamente el mercado, el modelo de negocio, los indicadores de la empresa y todo aquello que resulte crucial en vuestra empresa.
En tiempos en los que el cambio es una constante, tener un norte nos ayuda a ser eficientes, y ser flexibles nos da la capacidad de alcanzar el éxito.
Muy interesante la reflexión de Ferrán a raíz de la frase de Alexander Osterwalder sobre quemar los planes de negocio. Y estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Ferrán, que el problema no es tanto que el fenomeno del plan de negocio se ha quedado obsoleto, pero quizás lo que está obsoleta es la visión “histórica” sobre qué es o qué debería ser un plan de negocio. Quiero añadir algo a la reflexión y citar a un experto en temas de emprendimiento e inversiones, Guy Kawasaki, que habla de planes de negocio en su famoso libro “The Art of the Start” (y lo cito directamente desde el original en inglés): “The right and realistic reasons to write a business plan are: • In the later, due-diligence stage of courting an investor, the investor will ask for one. It’s part of the game – a business plan has to be “in the file” • Writing a plan forces the founding team to work together. With any luck, this will help generate a strong, cohesive team. You might even figure out whom you DON’T want to work with. • Writing the plan makes the team consider issues that it had overlooked or glossed over in its euphoria – for example, developing a customer service policy. • Finally, the writing of a plan uncovers holes in the founding team. If you look around the room and realize that no one can implement key elements of the plan, you know that someone is missing.” Sigue Kawasaki, en plan “ es el viaje que importa, no el destino”: • All the late-night, back-of-the-envelope, romantic intentions to change the world become tangible once they are put on paper. Thus, the document itself is not nearly as important as the process that leads to the document. Even if you’re not even trying to raise money, you should write one anyway. Por cierto, el propio Kawasaki abre el capítulo de su libro sobre Planes de Negocio con una cita de Dwight D. Eisenhower: “In preparing for battle, I have always found that plans are useless, but planning is indispensable”. Ed Weenk.