Open innovation: La competitividad proviene de las colaboraciones
Para competir en un mercado global como el actual no es suficiente con innovar y ser creativos. Hace falta colaboración y sinergias entre perfiles de diferentes ámbitos para intercambiar ideas que, aunque a priori parezcan dispares e inconexas, más adelante se materializarán en productos y procesos competitivos.
Esto es lo que se conoce por innovación colaborativa o, también, por open innovation o coinnovación, un concepto que en los últimos años se ha vuelto imprescindible para garantizar el éxito de la cadena de suministro, sobre todo debido a las nuevas exigencias del mercado y a que el ciclo de vida de los productos es cada vez más corto.
Así se puso de manifiesto en la conferencia Innovación colaborativa en la supply chain, celebrada hace unos días en EADA y organizada por el Centro Español de Logística. El acto contó con la participación de dos expertos en la materia. por una parte, Eric Viardot, director del Global Innovation Management Centre (GIMCE) y profesor de Estrategia Corporativa y Marketing de EADA y, por otra, Laszlo Bax, socio fundador de la consultora Bax & Willams.
Innovación de procesos
Eric Viardot destacó que en la actualidad la innovación se centra más en procesos que en productos, “lo que requiere de una cadena de suministro mejor y más competitiva”. Para ello, apuntó, “las empresas necesitan aprovechar recursos externos procedentes de distintas fuentes, como universidades, institutos de I+D, proveedores o incluso clientes”. Y añadió: “Hoy en día son muy pocas las compañías que no innovan en su cadena de abastecimiento, pues estarían condenadas al fracaso”.
Para innovar en la cadena de abastecimiento, las empresas necesitan aprovechar recursos externos procedentes de distintas fuentes, como universidades, institutos de I+D, proveedores o, incluso, clientes
Además, Viardot insistió en “la necesidad de que las empresas fomenten una cultura que favorezca la innovación”. Para ello, planteó varios retos estratégicos: “Compartir información con todos los agentes con los que se colabora, sin verles como competidores, asumir riesgos y cometer fallos a partir de la experimentación continua, tener equipos multifuncionales –abrir la mente y cambiar la manera de trabajar de los empleados– y contar con el compromiso y apoyo de la dirección de la empresa”.
Open innovation: ejemplos
Las empresas tienen a su alcance múltiples formas de innovación colaborativa. Prueba de ello son los ejemplos que expuso Lazslo Bax correspondientes a tres proyectos diferentes en los que ha participado su consultora, Bax & Williams.
El primero es un proyecto de innovación colaborativa para fabricar coches más ligeros con fibras de carbono y con tecnologías más baratas. En este caso intervinieron varios proveedores que hacen diferentes componentes para vehículos y procedentes de distintos países. “Aquí fue muy importante la asignación de un líder de peso y con experiencia transversal que, aunque no estaba físicamente en la empresa debía motivar a los trabajadores y responsabilizarse de la gestión del proyecto”, señaló Bax.
Todos los proyectos requieren de un líder con una experiencia transversal que, aunque no esté físicamente en la empresa, motive a los trabajadores y se responsabilice de la gestión
El segundo proyecto tenía como reto mejorar los procesos de sostenibilidad en el cultivo sin perjudicar la calidad del producto. El problema surgió cuando detectaron que en los cultivos, por ejemplo de porros o patatas, se requieren muchos productos químicos para eliminar los insectos. “Tras varias reuniones entre varios agentes –de marketing, packaging, producto…– vimos que para ser sostenibles debíamos cultivar estos productos con acero inoxidable, sin tener que recurrir a insecticidas ni herbicidas que perjudican el medio ambiente y los cultivos”, explicó el socio fundador de Bax & Williams. Y añadió: “Para ello contratamos a un ilustrador para visualizar las ideas aportadas, lo que nos ayudó a comprender mejor la problemática que debíamos resolver y a convertir todos los conceptos expuestos en un proyecto real”.
El último ejemplo corresponde a un proyecto de innovación colaborativa en el campo de la medicina, denominado Braingaze y que consiste en un programa informático de seguimiento de la mirada para el diagnóstico de problemas de atención. Sus aplicaciones son múltiples, pues puede servir para diagnosticar problemas de percepción y atención y, también, para evaluar la respuesta de potenciales clientes a un anuncio o a la localización de un producto concreto. Laszlo Bax destaca la colaboración entre agentes diferentes, como la Universitat de Barcelona, los hospitales de Sant Joan de Déu y de la Vall d’Hebrón o el grupo hospitalario Quirón, entre otros.
En su opinión, “muchos problemas que se presentan en la industria pueden ser atacados a través de la innovación colaborativa, tanto en aspectos de marketing como de procesos o sostenibilidad, entre otros”.