La segunda de las dos mesas de debate del EADA Annual Meeting 2024 analizó “Formas del impacto positivo” y fue moderada por la Dra. Desirée Knoppen, directora del PAD de Sostenibilidad y miembro del Sustainability HUB de EADA Business School, que estuvo acompañada por Mario Rovirosa, CEO de Ferrer; Oriol Pinya, socio fundador de Abac Capital, y Aurora Catà, vicepresidenta de la America’s Cup.
Unos retos enormes
Para su introducción, la Dra. Knoppen subrayó que los retos medioambientales y sociales a los que nos enfrentamos son tan enormes como el compromiso para afrontarlos, ya que se advierten tendencias positivas, como la descarbonización de las cadenas de suministro, una doble materialidad en ESG y la restauración de los ecosistemas por parte de nuevas empresas que han tomado conciencia de su problemática.
Según la Dra. Knoppen, podemos hablar de los distintos impactos: la reducción de los negativos –como las emisiones, las fugas de plásticos…– y el aumento de los positivos –el fomento de la biodiversidad, la atención de las necesidades básicas de las personas…–, en una búsqueda de una balanza neta cada vez más positiva.
El impacto, en toda la cadena de valor
Tras la introducción de la Dra. Knoppen, tomó la palabra Mario Rovirosa, CEO de Ferrer, que alertó de la importancia de incidir no solo de puertas hacia adentro de cada empresa, sino también en toda la cadena de valor, desde los proveedores a los partners; según Rovirosa, el propósito de Ferrer es “trabajar con empresas que impacten positivamente sobre su entorno”.
Entre las campañas que ya ha puesto en marcha Ferrer, más allá de la regeneración de ecosistemas y playas, está el desarrollo de varias hectáreas de huertos urbanos en la ciudad de Barcelona, cuidados por personas con capacidades distintas, para reducir el dióxido de carbono y generar una mayor biofilia, así como otros proyectos destinados a los colectivos vulnerables, como clases de educación musical y pautas de alimentación para familias desfavorecidas.
Sin embargo, Rovirosa alertó de una parte negativa, pues muchas empresas aún están lejos de ser conscientes del esfuerzo que deberían hacer para reducir su impacto en la huella de carbono. El CEO de Ferrer avisó de un cierto “desenganche” de las compañías ante la proximidad del 2030 y lamentó ciertos discursos complacientes con la excusa de la situación económica. “Esto no puede pasar”, advirtió.
La gestión del “mientras tanto”
A continuación, Oriol Pinya, socio fundador de Abac Capital, comparó el tránsito de la Brown Economy a la Green Economy con el tener que elegir entre “ir al médico o vivir con hábitos saludables”: preferimos lo segundo, pero, ante una enfermedad, hay que acudir al médico. Por lo tanto, su receta es lidiar con la Brown Economy y mejorarla para, con ese diferencial, “generar negocios de impacto”.
Pinya reconoció que su propósito como fondo es “crear compañías más sostenibles, mejorándolas”, a través de su alineación con una serie de ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y “un plan de acción”, y puso como ejemplo su entrada en un distribuidor de material de construcción, que ahora tiene como propósito “ayudar en la transformación de la eficiencia energética de las casas”, al transformar su catálogo tradicional de productos en uno que apuesta por la Passive House.
Por un impacto positivo accesible para todo el mundo
Por su parte, Aurora Catà, vicepresidenta de la America’s Cup, destacó que el evento de la America’s Cup en Barcelona buscará crear “innovaciones tecnológicas para reducir el impacto negativo y generar un impacto positivo”, como el uso del agua circular, reciclada o desalinizada, y el diseño y desarrollo del primer barco ligero con hidrógeno verde como combustible accesible, a través de un surtidor como el de una gasolinera, y también asequible. Catà también destacó que será la primera vez que haya una regata solo para mujeres.
Sacrificar una cuenta hoy para conseguir un impacto mañana
La Dra. Knoppen trajo a colación el concepto de la “triple cuenta”, desarrollado por John Elkington a mediados de los años 90, que hace referencia al impacto que la actividad de una empresa tiene en las tres dimensiones: social, económica y ambiental, y pidió a los contertulios su opinión sobre qué dimensión sacrificar por el bien del planeta.
En este sentido, en el de qué parte de la fórmula “People, planet, profit” hay que destacar o dejar de lado, Mario Rovirosa admitió que “todo no se puede priorizar”, pero el verdadero problema, a su juicio, es que “estamos priorizando mal”. “Se pueden hacer muchas cosas manteniendo el beneficio sin dañar el planeta, pero probablemente no puedan ser todas”, aseguró el CEO de Ferrer, que señaló que en su compañía destinan el 50 % de los beneficios “a proyectos medioambientales y sociales”, y apostó por pedir a las PYME que, al menos, no dañen el planeta, y a la élite de las empresas, “que se olviden de acumular patrimonio”. “O espabilamos, o ya no llegaremos a tiempo”, se lamentó.
En cambio, Oriol Pinya quiso ser más optimista que Mario Rovirosa: “En los últimos 20 años, en España, las emisiones de Co2 han bajado un 35 %, y en generación eléctrica, un 70 %”, celebró. “La tecnología es exponencial, no lineal; hay esperanza”, aseguró. Sin embargo, tras este análisis inicial, Pinya cambió de registro y pidió “cambiar de método contable”: “Cuando incorporemos a nuestra contabilidad el daño que estamos haciendo al medio ambiente, a las personas y al planeta, tendremos una cuenta de resultados muy distinta, y el mercado separará a las buenas de las malas compañías”.
Por último, Aurora Catà celebró que Europa, especialmente, “está avanzando mucho en la reducción de emisiones”, pero el reto está en trasladar este ejemplo “a todos los países”. La clave, para Catà, está en “ser más eficientes” y en “innovar”. “La innovación también es exponencial”, concluyó.