El camino hacia el impacto positivo, analizado por la primera mesa de debate del EADA Annual Meeting 2024

“Ecosistema de Impacto Empresarial”: ese fue el título de la primera de las dos mesas de debate del EADA Annual Meeting 2024, que fue moderada por la Dra. Federica Massa-Saluzzo, directora de los Masters Internacionales en Sostenibilidad e Innovación y miembro del Sustainability Hub de EADA Business School. A su lado, debatieron sobre cómo las empresas pueden transitar hacia el impacto positivo Tatiana Fernández, Head of Economic Strategy de la Generalitat de Catalunya; Raimon Puigjaner, cofundador y presidente de B-Lab Spain, y Tim Eaves, presidente de Capitalismo Consciente España.

¿Cómo se llega hasta el impacto positivo?

En su introducción, la Dra. Massa-Saluzzo destacó la importancia de la interconexión entre diferentes sistemas y la necesidad de evolucionar hacia prácticas sostenibles. El PIB, defendió, podría ser un indicador engañoso si consideramos que su crecimiento puede llegar a través de prácticas sostenibles, “pero también a través de otras que no lo son, como la tala de bosques”, e inquirió a Tatiana Fernández, de la Generalitat de Catalunya, sobre los marcos mentales que deben cambiar en las instituciones públicas. 

Un cambio a todos los niveles, con todos los protagonistas implicados

Tatiana Fernández aseguró que “los gobiernos necesitan comprender que los desafíos son importantes y complejos, por su volatilidad e incerteza, y no tienen solución con los planes tradicionales”. Para ello, instituciones como la propia Generalitat tienen una estrategia clara para acelerar la transición verde, partiendo de la base de que hay que cambiar radicalmente nuestros sistemas sociotécnicos. “Es necesario un cambio radical a todos los niveles: comida, energía, movilidad, salud…”, defendió. “La prioridad es crear espacios de aprendizaje colectivo en los que participen los políticos, los científicos, la sociedad civil, las empresas… para crear alternativas sostenibles a los modelos actuales”, concluyó.

El mayor riesgo, seguir igual

A continuación, Raimon Puigjaner, cofundador y presidente de B-Lab Spain, aportó la visión desde la perspectiva del sector privado. Para Puigjaner, existe la necesidad de contar con una “conciencia moral y práctica” en el sector privado, donde “el beneficio debería ser el objetivo y no meramente las ganancias”. Las organizaciones deben apoyarse “en el talento y las herramientas digitales” para adaptarse a las innovaciones y comprender el poder de los datos. “Deben entender que no adaptarse a los cambios es un riesgo mayor”, aseveró.

El sistema financiero debe cambiar

Por su parte, Tim Eaves, presidente de Capitalismo Consciente España, apostó por un modelo de capitalismo consciente y constató que “las empresas deben ser conscientes del impacto negativo de sus prácticas antes de aspirar a generar uno positivo”. En Cataluña, dijo, tienen los ejemplos de ACCIÓ y B-Corp, redes “fantásticas” de cadenas de valor, con empresas que practican el arte del valor compartido “y con herramientas para medir tanto el impacto negativo como el positivo”, señaló. “Los líderes de las empresas deben ser valientes para decir que no a lo que sabemos que ha funcionado hasta ahora y para apostar por otras cosas”, defendió. Uno de los grandes frenos para este cambio es el sistema financiero, “que no anima a las empresas a ser sostenibles”, lamentó.

Recursos válidos y otros que no lo son tanto

La moderadora confirmó que las organizaciones no son conscientes del objetivo real de una práctica sostenible, ni conocen los ODS, ni el impacto negativo que ellas mismas han generado, y animó a los tres contertulios a compartir un recurso válido y otro que no lo es para afrontar el inevitable cambio sistémico. 

Así, todos ellos coincidieron en que la transformación gira en torno a las personas. Para Fernández, lo esencial es la “coordinación” y el “consenso”; Puigjaner señaló la necesidad de contar con “buena gente”, con “talento y compromiso”, mientras que Eaves subrayó la importancia de recompensar a las empresas, desde el sistema financiero y sus propios accionariados, por generar un impacto positivo.

Ser conscientes de lo negativo para transitar hacia lo positivo

La reflexión final, por tanto, desde los sectores público y privado, es que el reconocimiento del impacto negativo es el primer paso para abordar el tránsito hacia el positivo, y que la transformación requerirá una colaboración estrecha y valiente entre todos los protagonistas para redefinir los modelos de negocio y orientarlos hacia prácticas genuinamente sostenibles.