El éxito y el impacto de un/a profesional, sea un/a directivo/a o un/a deportista, no solo depende de su talento y talante. Varios estudios científicos constatan la importancia de la salud, el equilibrio y la resiliencia como condición imprescindible para un rendimiento alto y sostenible. El liderazgo de alto rendimiento es el resultado de muchos factores: fisiológicos, psicológicos, sociales, organizativos, económicos y culturales. Esta combinación de elementos requiere un planteamiento holístico para ser desarrollado y participar de lleno en un proceso que permita descubrir, armonizar y potenciar todos esos factores y ponerlos al servicio de un desempeño superior.
Existen muchos paralelismos entre el perfil de un directivo con una carrera altamente exigente y el de un deportista de élite. En ambos casos las reglas del juego para conseguir un alto rendimiento son las mismas. Hay toda una serie de factores que inciden muy directamente en la configuración de líderes con alto rendimiento directivo:
Liderazgo auténtico: Un/a líder debe hacer esfuerzos constantes por traducir sus valores y atributos personales en comportamientos visibles y resultar con ello genuino/a y auténtico/a. Es necesario establecer las bases del liderazgo personal y profundizar en aspectos como el propósito y la motivación para crear una atmósfera de desarrollo en uno mismo y en otros. De esta manera alinearemos la pasión, las capacidades y la marca personal.
Equilibrio vital: Cuando se sigue una carrera altamente exigente sostenida en el tiempo, lo más probable es que aparezcan efectos que amenacen el rendimiento. Es imprescindible encontrar las claves para recobrar el equilibrio vital, a partir del desarrollo de pautas relacionadas con hábitos saludables y con un estilo de vida que atienda los déficits, revitalizando la salud y el bienestar personales.
Procesos de influencia: Un/a líder interacciona con su entorno directo, por lo que influyen en sus decisiones las situaciones, la calidad y la complejidad de las relaciones y las particularidades del contexto cultural. Además de la autoconciencia, es importante la capacidad de reconocer y gestionar las propias emociones y las de los demás como base para establecer interacciones satisfactorias y duraderas.
Equipos de alto rendimiento: El/la líder es una figura clave para proponer una atmósfera de trabajo competitiva que despierte el deseo de alcanzar metas superiores. La atención a las diferencias, el sistema de juego y la combinación de autoridad y autonomía son determinantes para obtener resultados extraordinarios. La gestión de conflictos, superar el desgaste y renovar la energía del equipo son vitales para lograr objetivos difíciles de alcanzar.
Globalización: El rol del/de la líder como agente de cambio en un mundo globalizado implica hacerse cargo del diseño de políticas y programas organizativos, planteados para optimizar la capacidad de adaptación e influencia de la organización hacia sus múltiples stakeholders.
Innovación disruptiva: Liderar implica también convertir los deseos de cambio en estrategias decididas, bien fundamentadas y orientadas a la innovación. En este sentido, los esfuerzos tanto de análisis como de implementación sobre la propia área de influencia deben estar orientados hacia el exterior, manteniendo una actitud transgresora y transformadora que proyecte las mejoras hacia clientes y usuarios.
Es importante conocer exactamente los propios puntos fuertes y débiles, el impacto que se puede ejercer en los demás. Y, lo más importante, para alcanzar el liderazgo de alto rendimiento. Por tanto, a modo de resumen, ten en cuenta los siguientes consejos:
- Conocer bien a tu equipo es inteligente, conocerte bien a ti mismo es sabiduría
- El cambio empieza por reconocerse como alguien que necesita ser acompañado/a
- Conseguir ser un/a líder de alto rendimiento pasa por conocerse bien a si mismo
- El liderazgo más difícil es el de uno mismo
- Si queremos obtener resultados distintos en nosotros y en los demás, debemos revisar los comportamientos actuales y diseñar otros más sostenibles
Post escrito por Lucía Langa, Directora del Master en Liderazgo Transformador de EADA.