Estos días de marzo estamos asistiendo a una caída generalizada de los índices de la renta variable a nivel mundial. Hay dos causas principales. La primera, de tipo financiero, corresponde a la caída del precio del petróleo en vertical desde el día 9 de marzo, hasta niveles de 30 $ /barril. Los costes de extracción del fracking americano se sitúan levemente por encima de los 50 $ / barril.
En este contexto, si el precio no reacciona con rapidez habrá fuertes pérdidas para las empresas petroleras. La segunda y de sobra conocida por todos, es el miedo a las consecuencias económicas que puedan derivarse de la propagación del coronavirus. Los descensos en el mercado bursátil, o las fuertes oscilaciones de precio arriba y abajo con alta volatilidad, son consustanciales al mismo.
Las caídas en los índices de renta variable, a mediados de marzo se sitúan en Europa por encima del 40% y en USA por encima del 30%, caídas que van más allá de una simple corrección bursátil y que sin llegar a las caídas que tuvieron los índices en la Crisis de Lehman Brothers ( cercanas al 50% ), nos empiezan a recordar a ella.
En épocas de gran expansión los precios de las acciones superan en creces su Valor Fundamental o Teórico, fruto de la especulación alcista propia de un mercado de renta variable. Por el contrario, en épocas de inicio de una fase de estancamiento y recesión los temores económicos reales y muchas veces los infundados ( aquellos que no tienen una causa económica sustentable en el tiempo ), acaban pasando factura “temporal” a los índices provocando bajadas más allá de lo racional y deseado.
Contención económica sin precedentes
Esta bajada tan acuciada y en vertical de los índices, ¿pronostica una situación tan catastrófica, económicamente hablando? El Covid-19 es un virus desconocido, y todo lo desconocido genera desconfianza, miedo y por desgracia mortaldad. Ante esto, las autoridades a nivel mundial han reaccionado con medidas de contención sin precedentes, para atajar esta crisis sistémica. Hacía tiempo que no se veía una acción tan coordinada de los bancos centrales, con un BCE ampliando el programa de compra de activos con 120.000 millones extra y lanzando un TLTRO para la banca. Y la Reserva Federal Americana bajando los tipos del interés al 0%. A parte de los paquetes que cada estado a día de hoy está aprobando.
En el fondo, lo que preocupa, y de allí las grandes caídas de los mercados de renta variable, es la temporalidad del parón. Sabemos que estas medidas están provocando un fuerte parón en casi todas las actividades económicas de los países y, también, que mientras éste sea corto, no tiene una gran afectación económicamente hablando. Tenemos el ejemplo de China, donde la recuperación de la actividad económica habitual del país está siendo fulgurante. Y esto nos da esperanzas. Pero si el parón se alarga, todos los miedos y escenarios catastróficos que están cotizando los índices bursátiles se harán realidad.
En finanzas, la valoración de empresas es un proceso que sirve para estimar el valor de un activo, obteniendo así su Valor Teórico o Valor por Fundamentales. Este valor está intrínsecamente relacionado con la capacidad de generación de caja de la empresa en el tiempo. Si la crisis se alarga, afectará y mucho a la capacidad de las empresas de generar flujos monetarios y, por ende, hará bajar en picado el valor Teórico de la misma, y esto realmente es lo que se está cotizando en los mercados a día de hoy.
Valores tan importantes como Telefónica, BBVA, Banco Santander cotizan a precios de mercado muy por debajo de su Valor Teórico o por Fundamentales. Es precisamente este temor de alargamiento temporal de la situación lo que justifica los desplomes bursátiles. A diferencia de anteriores crisis económicas, el origen de la actual situación no es un problema de carácter financiero, sino un problema general, global o de fuerza mayor como quieran llamarlo.
De ahí que las medidas financieras coordinadas por los bancos centrales o las medidas estatales no sean suficientes en el contexto actual, lo que puede provocar que el parón se alargue.
Consejos para los inversores
Ante esta situación, ¿qué debe hacer el pequeño inversor? Pues bien, aunque parezca un recurso fácil, hay que dejar nuestra parte emocional a un lado y ser capaces de actuar con la máxima racionalidad posible. La historia nos dice que si en dos o tres meses se contiene el problema, las bolsas se recuperarán. Esperemos que así sea, bien por la llegada del buen tiempo que no gusta al virus, o por la llegada de una vacuna.
No se deje llevar por las fuertes oscilaciones, porque lo que hemos aprendido de la historia es que éstas lo único que provocan siempre es “un cambio de manos” de las acciones, o sea, la salida en masa de pequeños inversores que venden sus acciones a precio de saldo y la entrada de grandes inversores como Hedge Funds que aprovechan esta situación.
Por tanto, no pierda los nervios, aprenda a gestionar el pánico. Si usted confía en la empresa en la que ha invertido su dinero y el precio de mercado está muy por debajo del precio o Valor Teórico de la misma, relájese, deje pasar la tormenta y verá como el precio de mercado poco a poco irá recuperándose.
Valga como ejemplo que en los últimos días estamos asistiendo al hecho de que los reembolsos que hay en los fondos de 100% renta variable son menores que las entradas a los mismos. Por consiguiente, el saldo neto es positivo, fruto de los inversores “cazadores de gangas” que aprovechan estos precios para tomar posiciones y obtener sustanciosas ganancias a medio plazo.
Post escrito por Àlex Font, director de los programas ejecutivos de Finanzas de EADA.