Se buscan changemakers o agentes de cambio
Lo decía hace unos meses David Brooks, profesor de la Universidad de Yale y columnista en The New York Times: los changemakers son personas que consiguen entender lo que pasa a su alrededor e identificar tendencias y problemas en cualquier situación, encontrar maneras de resolver esos problemas, organizar equipos fluidos, liderar la acción colectiva, y adaptarse continuamente mientras el mundo cambia a gran velocidad. Nada más y nada menos. Se trata de una necesidad que cada vez se revela más imprescindible en nuestro día a día, que puede parecer inaccesible, que puede tener un componente técnico y de metodologías, que puede ser considerada una habilidad y que, sobre todo, se fundamenta en una manera de pensar, de afrontar la realidad e, incluso, de ver la vida. Es un nuevo mindset.
Naturalmente, aún es posible afrontar la realidad viviendo en un mundo de normas establecidas y tareas prefijadas. Sin embargo, el reto de las organizaciones y de la sociedad en general es que cada uno de nosotros seamos changemakers. Para ello, deberá cambiar la manera de aprender, de transmitir conocimientos y de adquirir habilidades, de afrontar los cambios, de interactuar con todas y cada una de las personas de nuestra organización, de gestionar proyectos, de integrar y utilizar la tecnología –cada vez más omnipresente–, así como la manera en que afrontamos la toma de decisiones. En definitiva, todo empieza de nuevo, y cualquier acción se articulará alrededor del elemento fundamental de nuestro tiempo: el cambio constante.
En este contexto, debemos decidir si queremos iniciar el cambio, liderarlo, o por el contrario, reaccionar a ello. Deberemos decidir si somos changemakers, o changetakers. Es decir, ¿queremos ser fuerza creativa o reactiva?. Ya ha pasado más de un siglo desde que las mentes más brillantes del siglo XX dijeron que la inteligencia debe ser medida a partir de la capacidad de cambiar (Albert Einstein), y que no sobrevive el más fuerte, sino el que afronta mejor el cambio (Charles Darwin). Hoy, en plena revolución tecnológica y en el inicio de la Cuarta Revolución Industrial (la que unirá definitivamente los sistemas físicos, tecnológicos y biológicos), conceptos como la resiliencia, la adaptabilidad y la flexibilidad siguen siendo necesarios, pero ya no son suficientes. Siempre que sea posible, tenemos que ser la causa de la realidad, y no el efecto.
Para conseguirlo, muchos de los mecanismos que nos convierten en changemakers se basan en fundamentos que siguen siendo los mismos desde hace décadas, aunque tengamos que reinventarlos. Por una parte, una base sólida de conocimiento y valores. Por otra, la potenciación de habilidades que han ganado peso en este nuevo contexto, sobre todo las relacionadas con las que habitualmente denominamos soft skills. Conocer el mundo, conocer la empresa, y conocernos a nosotros mismos, es lo que nos permitirá convertirnos en changemakers; es inevitable, y será apasionante. Por eso debemos ponernos cuanto antes en el “modo cambio”.
Post escrito por Joan Miquel Piqué, director del Area de Management y Liderazgo de EADA.