Tips para un liderazgo de alto rendimiento

Liderazgo de Alto Rendimiento: ‘Mens sana in corpore sano’

Los directivos, igual que los deportistas de élite, deben estar en plena forma física y mental para rendir al máximo de manera sostenida.

El liderazgo de alto rendimiento tiene que ver con aspectos como el equilibrio personal, el descanso o la resiliencia más que con el talento, el multitasking o la planificación. Hablamos de alto rendimiento directivo para referirnos a un alto nivel de exigencia sostenido en el tiempo. De ahí que la carrera de un directivo se compare muchas veces con las de los atletas de élite, que tienen que estar en plena forma para mejorar sus marcas y ganar competiciones. Tanto atletas como directivos que buscan un rendimiento máximo necesitan entrenar continuamente sus competencias físicas, cognitivas y socioemocionales.

La clave está, por tanto, en cuidar más de nuestro cerebro, el principal órgano para conseguir un alto rendimiento. Así lo explicó Lucía Langa, directora del Master en Liderazgo de Alto Rendimiento de EADA, en la sesión ‘Liderazgo de Alto Rendimiento’. En concreto, Langa dio varias claves para mantener en forma el cerebro y acercarnos mejor a nuestras metas. Al igual que se pone en práctica en este master, el gran reto consiste en cambiar hábitos y establecer nuevas pautas para desarrollar un estilo de vida que nos permita incrementar nuestro bienestar y orientarnos hacia la excelencia directiva.

Falsos mitos en torno al alto rendimiento

Para dar estas claves, la profesora de EADA desmintió seis mitos asociados al alto rendimiento directivo. El primero de ellos es que el cerebro suele asociarse a una actitud cognitiva, al pensamiento consciente y deliberado. “Es decir, yo le puedo dar órdenes para que haga lo que quiero”, explicó Langa. En cambio, añadió, “nuestro cerebro está dedicado primordialmente a la actividad inconsciente, emocional, automática y automatizada”. Según explicó, “no es cierto que el hemisferio izquierdo del cerebro sea el responsable de la lógica y el derecho de la emoción, pues nuestro cerebro combina actividades lógicas e intuitivas”. De ahí que “nos tengamos que fiar más de nuestra intuición”. Para Lucía Langa “es un error que centremos todas nuestras decisiones en actividades cognitivas”. Por ejemplo, aseguró que no es productivo agendarse muchas actividades en un mismo día y pensar que se sale de una reunión adoptando buenas decisiones.

Lucía Langa, directora del Master en Liderazgo de Alto Rendimiento de EADA, dio varias evidencias neurocientíficas que destierran algunos de los mitos asociados al alto rendimiento directivo.

El segundo mito es que podemos organizar nuestro tiempo como queramos, “lo que nos lleva a pensar que trabajamos bien durante la semana”. Otro mito falso, comentó Lucía, “porque en una semana sólo podemos ser productivos un total de 6 horas”. Además, aseguró que “los días de máximo rendimiento son lunes, martes y miércoles por la mañana”.

Otro mito que desmintió la profesora de EADA es que rendimos mejor en el trabajo, en espacios diáfanos. En su opinión, la productividad no depende tanto de estos espacios abiertos y colaborativos sino de la opción que se da al empleado de trabajar desde casa o desde la oficina: “Somos un 32% más productivos si decidimos en qué condiciones queremos trabajar”.

Como explicó, tampoco es cierto que los altos directivos sean los que toman las mejores decisiones. “Muchas veces, debido a su alto nivel de exigencia y estrés sostenido en el tiempo se colapsan y son incapaces de buscar alternativas, por lo que pueden adoptar decisiones equivocadas y ver mermada su capacidad de innovación y creatividad”.

El quinto mito al que se refirió Langa es que la vida social se deja para después del trabajo. En contra de esta idea, afirmó que “los elementos sociales motivan más que el propio salario”. Además, apuntó, “nuestra longevidad está relacionada con la calidad de nuestras relaciones sociales”. De ahí “la necesidad de fomentar las interacciones en el puesto de trabajo”.

El último mito está relacionado con la idea de que somos más eficientes cuanto más enfocados estamos en un tema concreto. En cambio, Lucía explicó que “no podemos sostener la atención (concentración) más de 20 minutos”. Es en este reducido margen de tiempo cuando podemos mantener una atención de un 100%. Lo peor de todo, dijo, “es que pensamos que al focalizarnos en algo concreto hemos aprovechado mucho el tiempo cuando en realidad es todo lo contrario”. Para ello, “es clave combinar las actividades que requieren una gran concentración con otras que no, como levantar la vista del ordenador o hacer un descanso”. Del mismo modo, insistió en que “el multitasking no existe, pues no podemos focalizarnos con el mismo rendimiento en dos temas diferentes”.

Claves para una dieta mental sana

Según Langa, los participantes que acaban el Master en Liderazgo de Alto Rendimiento de EADA tienen un 75% más claro sus objetivos personales y profesionales y un 70% más de influencia social.

A continuación, la directora del Master en Liderazgo de Alto Rendimiento de EADA explicó cómo podemos darle variedad a nuestro cerebro para que no se colapse, para que no se aburra o para que no esté en “modo automático”. Para ello se basó en un modelo de “dieta mental sana” creado en 2012 por varios expertos en neurociencias –entre ellos el profesor de EADA Steven Poelmans– y al que denominaron The Healthy Mind Platter. El objetivo de este modelo es buscar un equilibrio entre dos extremos para rendir al máximo en un periodo de tiempo sostenido. Así, por ejemplo, es necesario buscar un equilibrio entre momentos de ejercicio físico (Physical Time), en el que tomemos conciencia de nuestro cuerpo, y momentos de descanso (Sleep Time) para consolidar la memoria. También hay que encontrar el equilibrio entre la actividad cognitiva consciente máxima (Focus Time), en la que no enfocamos en un tema concreto, planificamos y escuchamos activamente, y las actividades de desconexión (Down Time).

Lo mismo ocurre con el balance entre los momentos de interacción con otras personas (Connecting Time) y los momentos de introspección, de conectarnos con nosotros mismos (Time In), que hay que entrenar con ejercicios de mindfulness y relajación. Por último, como apuntó Lucía, hay que equlibrar las actividades de ocio, diversión y creatividad (Play Time) con las rutinas y disciplinas diarias (Routine Time), “pues hay que disfrutar también de lo cotidiano”.

Según Langa, “no se trata de distribuir las 24 horas del día en actividades concretas, sino en combinarlas porque todas en su justo equilibrio son necesarias para nuestro cerebro”. Además, añadió, “este ejercicio nos permitirá ser conscientes de aquellas facetas vitales que hemos ido abandonando por las rutinas diarias y que muchas veces reconsideramos cuando estamos totalmente bloqueados”. De hecho, todos estos ejercicios se ponen en práctica en el Master de Alto Rendimiento Directivo, con resultados muy evidentes. Así, por ejemplo, al acabar este programa nuestros participantes tienen un 75% más claro sus objetivos personales y profesionales y un 70% más de influencia social. También consiguen un 78% más de resiliencia, un 64% más de empatía emocional, un 60% más de atención concentrada y un 80% de rendimiento superior.