La figura del controller es imprescindible en cualquier organización a partir de un cierto tamaño
A medida que una empresa crece, se hace más difícil para su dueño o su director general estar en todo y tomar todas las decisiones. En algún momento, la organización alcanzará una dimensión en que la dirección deberá ceder responsabilidades y capacidad de decisión a niveles inferiores de gestión. Es en ese momento en que aparece la necesidad de ejercer un control sobre la gestión, la necesidad de asegurarse que todos los managers de la organización toman las decisiones “correctas”, especialmente si este crecimiento se traduce en delegaciones o filiales en otros territorios o países. Difícilmente podremos gestionar una empresa sin saber que están haciendo nuestros trabajadores. Necesitamos herramientas para comunicar la estrategia a los managers, informarles de cuál es su rol en esta estrategia, que esperamos de ellos. Y finalmente, comprobar que aquellos que deseamos está sucediendo, que no haya sorpresas.
Nuestra definición de control de gestión engloba todas aquellas herramientas formales y no formales que la alta dirección utiliza para influenciar de manera deseable el comportamiento y las decisiones de los trabajadores con el objetivo de aumentar las posibilidades de alcanzar los objetivos de la organización.
Podemos concluir que la figura del controller es imprescindible en cualquier organización a partir de un cierto tamaño. Las funciones del controller varían ampliamente de una empresa a otra, en función del sector o de su dimensión, pero sobre todo, están determinadas por la dependencia jerárquica de ese controller. Nos podemos encontrar con controllers de división o unidad de negocio reportando jerárquicamente del responsable de la unidad y funcionalmente de un controller corporativo; con un controller financiero dependiente del director financiero; de un director financiero-controller asumiendo ambos roles; o de un controller como staff de la dirección general, funcionando como adjunto y con la independencia para realizar su función en toda la organización. En función de estas dependencias el controller realizará unas u otras funciones. Las funciones que debe estar preparado para realizar un controller incluyen:
- Diseño y seguimiento del sistema contable, desgloses analíticos y consolidación.
- Diseño, seguimiento y optimización de procedimientos internos.
- Diseño y seguimiento de un sistema de reporting de filiales/unidades de negocio/delegaciones a la dirección.
- Identificación, seguimiento y reporting de indicadores críticos, idealmente financieros y no financieros en un cuadro de mando integral.
- Colaborar en el diseño de la organización, y de los niveles de decisión y de responsabilidad.
- Diseño y seguimiento del sistema presupuestario, como plasmación financiera de la estrategia de la empresa.
- Control de costes, rentabilidad y productividad.
- Análisis y gestión de riesgos.
Para llevar a cabo estas funciones, el perfil ideal del controller debe incluir –a parte de una formación básica en economía y empresa para conocer el sector y entorno en que opera–conocimientos de contabilidad y de herramientas informáticas para el análisis de datos. El controller deberá tener una comprensión clara de los objetivos de la organización y del rol de cada trabajador en esta estrategia junto a una visión global del negocio. Deberá tener capacidad de análisis, de comunicación y empatía para así, llegar a ser un socio estratégico para todas las áreas de la organización.
Una estrategia magnifica puede resultar un fracaso si no somos capaces de implementarla correctamente, si no conseguimos trasladar a cada miembro de la organización su papel en ella y no somos capaces de seguir sus acciones y decisiones para asegurarnos de que están alineados con esa estrategia. Este es el importante rol del control de gestión y del controller.