Juegos Olímpicos y directivos de alto rendimiento

Jordi Díaz: “Hoy en día nuestro mercado es el mundo y los competidores son globales”

El director de Programas y Relaciones Institucionales de EADA, Jordi Díaz, hace un paralelismo entre los deportistas de élite que participarán en los Juegos Olímpicos de Río y los directivos de alto rendimiento.

Los mejores deportistas del mundo coincidirán en los Juegos Olímpicos de Río, la gran cita deportiva del año y uno de los mayores eventos mundiales. ¿Cómo se preparan para superar las competiciones preliminares y clasificarse para los Juegos? Y, lo que nos interesa más a nosotros, ¿qué paralelismos existen entre los deportistas de élite y los directivos de alto rendimiento? De todo ello hablamos con Jordi Díaz, director de Programas y Relaciones Institucionales de EADA, que ha seguido muy de cerca la evolución de los participantes de la primera edición del Master en Alto Rendimiento Directivo de EADA (MARD).

¿Cuál es la principal característica que define a los deportistas que participarán en los próximos Juegos Olímpicos de Río tras superar diferentes competiciones preliminares?
Yo diría el trabajo y esfuerzo. Dedican más de 1.000 horas al año en la preparación física, a la que hay que añadir los hábitos de rigurosidad necesarios para poder mantener ese máximo rendimiento deportivo (horas de sueño, descanso o alimentación por ejemplo). Además, tienen otro denominador común, que es la persistencia –lo que en inglés se conoce como resilience–. Para llegar a unos Juegos Olímpicos los deportistas deben ser capaces de superar toda una serie de adversidades, como son todas las competiciones preliminares. Por lo tanto, estaríamos hablando de trabajo, esfuerzo, persistencia y objetivos constantes.

Los deportistas de élite se caracterizan por su trabajo, esfuerzo, persistencia y objetivos constantes

¿Qué opinas sobre las estrictas condiciones impuestas a los atletas rusos en los Juegos Olímpicos de Río por supuestos casos de dopaje?
Los deportistas están expuestos a esa tentación. Muchas de las competiciones de los Juegos Olímpicos de Río se decidirán por milésimas de segundos. Romper las reglas del juego y acceder a sustancias que aumenten el rendimiento (doping) para ganar esa milésima de segundo es algo que puede aparecer en la mente del deportista o su equipo. Hay que estar preparados para decir que no. Lo mismo ocurre en los directivos que, por aumentar su fama, poder o dinero, pueden emprender una decisión poco ética. También deben decir no.

¿En qué sentido el entorno laboral actual está más próximo a unos Juegos Olímpicos que a una competición local?
Ahora mismo me encuentro regresando de un viaje de Shanghái. Allí he sido invitado para participar en el diseño de la estrategia de una nueva escuela de negocios. He podido constatar una vez más que las instituciones visualizan su mercado más allá de las fronteras. En el caso de esta institución, su target no son únicamente los estudiantes chinos sino cualquier persona de cualquier parte del mundo. Lo mismo ocurre con las empresas de referencia mundial, como Airbnb, Netflix, Alibaba… Su mercado es el mundo y, por tanto, sus competidores son globales. Es evidente que ya no competimos por ser los mejores de nuestra región sino por ser competitivos a nivel global. Si no tenemos esta visión global porque llegará otra empresa u organización desde el lugar menos esperado del mundo y nos separará de nuestro propio mercado local.

Imagen de los participantes de la primera edición del MARD en el CAR de Sant Cugat.

¿Eso significa que debemos ser los mejores del mundo?
No tanto esto sino que el estándar de comparativa debe ser de ámbito global. Es una cuestión de cambio de paradigma. Por ejemplo, si queremos obtener una certificación de calidad debemos fijarnos en aquellas que tienen un reconocimiento internacional. O si tenemos una web de producto, asegurémonos que desde el primer día esté por lo menos en inglés y así tendremos la capacidad para servir más allá de nuestras fronteras. Este concepto de alta competición internacional no afecta sólo a las empresas y organizaciones sino de manera incluso más directa a los profesionales.

En EADA trasladamos el modelo de alto rendimiento deportivo al ámbito de la dirección empresarial a través de un programa innovador como es el MARD. ¿Cómo surgió la necesidad de impulsar un programa de este nivel?
Ante el contexto descrito anteriormente –alta competencia global para empresas y profesionales–, detectamos en EADA una gran oportunidad para diseñar un programa que uniese los conceptos más innovadores en la formación para directivos –por ejemplo, a partir de las neurociencias– y la preparación de deportistas de élite. Este programa tenía como “participante en mente” a directivos y directivas que aunque se encuentran ya en posiciones de alta responsabilidad son conscientes de la alta competencia existente y quieren estar preparados para seguir siendo competitivos.

¿Qué significa el alto rendimiento, tanto en el mundo de la dirección como del deporte de élite?
El alto rendimiento es rendir por encima de la media de manera sostenida en el tiempo. Existen muchos deportistas con talento y otros tantos con capacidad de trabajo. Cuando hablamos de deportistas que unen talento y capacidad de trabajo el número ya se reduce. Es en estos pocos casos en los que se puede lograr ese nivel de alto rendimiento. Pero estamos en un entorno tan competitivo y global que la diferencia vendrá marcada cada vez por los pequeños detalles. Esta será la clave para que el máximo rendimiento se pueda dar. Decíamos al inicio de la entrevista que el deportista debe entrenar pero también descansar, tener una buena alimentación o contar con apoyo psicológico. Eso es precisamente lo que hemos querido trasladar al ámbito de la formación para directivos. Fiel a nuestro claim “Where Business People Grow”, queremos ayudar a los directivos y directivas a dar un paso más en su exitosa carrera profesional. Y a punto de finalizar la primera edición del programa podemos decir que lo hemos conseguido. Muchos de los participantes ya tenían un MBA o master, pero buscaban algo más interno que les ayudase a trabajar su brújula interior.

El alto rendimiento es rendir por encima de la media de manera sostenida en el tiempo

Como si de deportistas de élite se tratase, los participantes del MARD cuentan con un acompañamiento personalizado por parte de coahes, nutricionistas y expertos en mindfulness.

¿Qué significa para ellos realizar parte de su formación en el CAR de Sant Cugat, donde se preparan los deportistas de élite del país?
Sin duda la alianza con el CAR de Sant Cugat era necesaria y da sentido a esta verdadera nueva propuesta de formación. El centro ofrece ese elemento adicional que anima a nuestros participantes a salir de su zona de confort. Pruebas de esfuerzo, sesiones de preparación física (totalmente adaptadas a cada perfil), encuentros con entrenadores y deportistas olímpicos forman parte de los módulos de alto rendimiento que realizamos allí. Dicho esto siempre nos gusta recordar que el programa MARD no busca formar a deportistas ni a directivos deportistas, formamos a directivos y directivas –independientemente de su condición física– que están preparados mentalmente para asumir un programa de desarrollo personal y profesional que probablemente cambie su paradigma y les haga dar ese salto hacia el alto rendimiento.

¿Qué tipo de acompañamiento reciben los participantes durante todo el programa?
En este programa de formación la cantidad de recursos y personas de apoyo es sencillamente enorme, nada visto en los programas de formación de las escuelas de negocios. ¿Por qué? Si hacemos un rápido repaso a todas las personas que rodean a un deportista de élite veremos que también es así, entrenadores, psicólogos, nutricionistas, equipo médico, equipo técnico que analiza al detalle las estadísticas de entrenamiento, etc. Trasladándolo al master, nuestros participantes cuentan también con el apoyo de directores ejecutivos y académicos, profesores, coaches ejecutivos, psicólogos deportivos, entrenadores deportivos, expertos en mindfulness, profesionales en neurociencias y nutricionistas.

Y después de un programa tan transformador como el MARD, ¿hay algo más? ¿Cómo se mantiene este alto rendimiento?
Precisamente el programa MARD está concebido como algo que empieza pero que no acaba  nunca. Nuestro enfoque se basa en el establecimiento de esos hábitos de alto rendimiento. Una vez establecidos, son los propios participantes los primeros interesados en mantenerlos. Dicho esto, ya hemos organizado una primera actividad de seguimiento para los graduados de la primera edición, una excelente actividad de simulación de alto rendimiento que nos permitió ver cómo el objetivo se está haciendo realidad: la comunidad de alto rendimiento se está creando.

¿Cómo está siendo la segunda edición del MARD?
La segunda edición se inició hace unos meses con un éxito de convocatoria espectacular, el número de candidaturas superó el número de plazas que un programa de tan alta especialización permite. Los participantes y las empresas parecen confiar en esta propuesta de “crecimiento personal y profesional”. Seguiremos trabajando duro para cumplir las expectativas de los participantes.