Cómo convertir tu pasión en negocio

Jordi Díaz: “Saber qué nos emociona en la vida nos permite progresar y obtener nuestro máximo punto de rendimiento”

Jordi Díaz es director de Programas y Relaciones Institucionales de EADA.

¿Cuántas veces en nuestra vida nos cuestionamos sobre nuestro sweet spot (punto óptimo o momento dulce)? Bill George, profesor de Harvard Business School, lo define como aquel punto en el que se une nuestra capacidad, el reconocimiento y nuestra pasión. Vamos a utilizar un caso bien conocido por todos: Leo Messi. Es evidente que desde pequeño ha tenido una pasión (que es aquello que inicia las cosas) por el balón y por el fútbol. La ha combinado con una capacitación que ha pasado por miles de horas dedicadas al deporte de competición; primero en Argentina y después en “la Masía” del F.C. Barcelona.

El reconocimiento externo apareció a temprana edad, el F.C.B. ofrece esa oportunidad solo a aquellos elegidos con un elevado talento y el verdadero reconocimiento mundial le llegó en estas últimas temporadas. A fecha de hoy, ha acumulado cinco Balones de Oro. Cabe decir que el reconocimiento no ha estado exento de algunos momentos difíciles en los que ha sido duramente criticado. Incluso se ha incentivado una exagerada rivalidad entre él y Cristiano Ronaldo.

Como profesionales de la formación para directivos nos encontramos en muchas ocasiones con personas que vienen a programas formativos para avanzar o cambiar de carrera. Si bien es clave conocer el objetivo de su paso por un programa, en ocasiones nos falta un desarrollo más profundo del concepto sweet spot. Pasión: ¿Qué nos emociona en la vida? Capacidad: ¿Para qué me he preparado o deseo prepararme? Reconocimiento: ¿Puedo vivir de ello? Estas simples pero poderosas preguntas son las que nos pueden ayudar no solo a progresar sino a conocer y tratar de obtener nuestro máximo punto de rendimiento.

Una pasión bien canalizada a través de nuestra capacidad y reconocimiento nos puede llevar a un verdadero momento dulce

Con el fin de profundizar sobre ello me gustaría comentar un ejemplo con el que me he encontrado recientemente y que describe cómo una pasión bien canalizada a través de nuestra capacidad y reconocimiento nos puede llevar a un verdadero momento dulce. Se trata de un aficionado al mundo de la bicicleta de montaña que detectó hace unos años una necesidad imperiosa cuando salía junto a sus amigos. Documentar todas las excursiones que realizaba (distancia, velocidad media, calorías consumidas, etc.). Hasta la fecha esta persona trabajaba en el departamento financiero de una empresa, pero después de mucho cavilar animó a su hermano a lanzar un negocio que reuniera su pasión (la bicicleta de montaña), su capacidad (formación en dirección de empresas) y por qué no el reconocimiento (clientes dispuestos a pagar por su producto). Hoy en día estos dos hermanos tienen una de las principales empresas que nos ofrecen un verdadero entrenador personal de bolsillo.

¿Nos animamos a preguntarnos sobre nuestra pasión, capacidad y reconocimiento?