¿Y la economía real?

Rafael Sambola, Director y professor del Master en Dirección Financera de EADA

El professor Rafael Sambola, fotografiat al seu despatx d’EADA.

Recientemente, Eurostat publicaba, que la inflación interanual en el 2014 se situaba en la eurozona en el – 0,2%, con una caída de cinco décimas respecto al dato registrado en Noviembre. Simultáneamente, Christine Lagarde, Directora Gerente del FMI, hablaba de un elevado riesgo de que la economía global y particularmente la europea, se atasque y siga una tendencia en estos próximos años “de crecimiento mediocre” con aumento de los niveles de desempleo y de deuda.
Estos problemas que han sido reconocidos de forma explícita por el del Banco Central Europeo, han obligado, en los últimos tiempos, a Mario Draghi a tomar medidas convencionales y extraordinarias (reducción a mínimos de los tipos de interés, tipos de interés negativo para depósitos en el BCE, barra libre de liquidez a la banca a través de los LTRO etc.). Todo con un solo objetivo: romper la tendencia poco optimista que sigue nuestra economía.
Sin demasiados resultados aparentes hasta ahora, Mario Draghi ha tomado de nuevo la iniciativa, con la puesta en marcha de un programa de compra de deuda por más de un billón de euros. Una medida que pone de relieve el peligro de deflación y las débiles previsiones de crecimiento en la eurozona. Aunque es ciertamente difícil predecir los efectos de la medida, merece la pena reflexionar sobre las posibles consecuencias y sus efectos en la economía real:

Hace unos meses el Banco Europeo de Inversiones planificaba una dotación de recursos de 3,5 millones de euros para iniciar un plan de inversiones en la Unión Europea. Mario Draghi destina ahora un total de más de 1,1 billones de euros para comprar deuda, inyectar liquidez y facilitar el crédito. Desde mi punto de vista se pierde una gran oportunidad para unificar estos importes y desarrollar un plan de inversiones en infraestructuras, innovación, investigación, formación etc. que permita a la economía europea arrancar el motor del crecimiento y competir al mismo tiempo con cualquier otra economía.
Un país, al igual que una empresa, solo tiene asegurado su crecimiento, si selecciona y ejecuta inversiones que le generen valor. Una proporción de inversiones por un importe proporcional al crecimiento que quiere conseguir. Es una lástima que no aprovechemos esta ocasión