Prof. Dr. Steven Poelmans Director Académico del Master en Alto Rendimiento Directivo (MARD)
¿Por qué no pasamos a ocuparnos y no a preocuparnos por la salud?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el término salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En la industria farmacéutica siempre ha sido prioritario cuidar de la salud de los pacientes pero ¿qué ocurre con los directivos que ejercen distintas funciones en estas empresas? Seguro que los cambios que se han producido en el sector en los últimos años no les está ayudando precisamente a cuidar mejor de su salud.
Tenemos un gran reto por delante si queremos que nuestras organizaciones cada vez sean más saludables. Y este reto empieza por Ocuparse de la salud de las personas que las conforman. Por suerte en los últimos años, algunas empresas han empezado a ser más sensibles a esta problemática y ya ofrecen a sus colaboradores algunas prácticas para reforzar el “hábito saludable”. Aun así, no debemos perder de vista el ritmo al que nos vemos sometidos en nuestro día a día para alcanzar los objetivos y metas que nuestras organizaciones requieren.
Tener un alto rendimiento directivo es un factor clave para poder superarlos con éxito. Vamos a probarnos e intentar responder algunas simples preguntas: ¿Cuándo tiempo dedicamos al cuidado de la salud? ¿lo hacemos con nuestra mente? ¿prestamos atención a nuestro entorno social? Y lo más importante… realmente, ¿lo hacemos a menudo? Quizás no nos gusten las respuestas. Cada vez somos más directivos “decapitados”. La mente va por un lado, el cuerpo va por otro y no hablemos del corazón, que tampoco tiene una ubicación fija.
Es necesario volver a ocuparse de las necesidades internas y prestar atención a lo que nos sucede. Sólo de esta forma podremos estar alineados y ser coherentes con lo que pensamos, decimos y hacemos. Esta nueva manera de entendernos será nuestra fortaleza para alcanzar con éxito los objetivos de negocio que requieren nuestras organizaciones en los momentos de cambio e incertidumbre que está viviendo el sector farmacéutico.
Ya en la Grecia antigua se integraba el cuidado de la salud como una prioridad imprescindible de la vida. Se daba mucha importancia al cuerpo y a la práctica del deporte interiorizándolo como parte de la cultura, el arte, la religiosidad,… en definitiva, de la vida diaria.
Volviendo al presente, los directivos de la industria farmacéutica tienen la imperiosa necesidad de tomar conciencia de esta situación e intentar encontrar soluciones a necesidades tan evidentes como la disminución del estrés, la mejora de la salud y el propio desempeño. Es imprescindible equilibrar el uso mental/racional del cerebro con la parte emocional, corporal e incluso espiritual.
Este artículo pretende sensibilizar y dar ideas a los directivos de la industria farmacéutica de cómo promover la salud con soluciones innovadoras hasta ahora poco exploradas. Si tenemos como objetivo cuidar la salud de los pacientes ¿cómo no vamos a cuidar nuestra salud? Pero con un claro objetivo a corto plazo: que estas acciones bien ejecutadas también puedan repercutir en la aportación de beneficios a las cuentas de explotación de estas compañías. Ya en 2011, y coincidiendo con el relanzamiento en USA de la pirámide de los alimentos como un ‘healthy eating plate’, los autores Daniel Siegel and David Rock deciden explorar la dieta ideal que necesita nuestro cerebro.
En 2012, estos autores junto con Steven Poelmans, creador del Coaching Competence Centre de EADA Business School, publican en el NeuroLeadershipJournal un artículo titulado The Healthy Mind Platter.
En la investigación de este nuevo modelo cuyo objetivo es tener un estado de salud óptimo, los investigadores se preguntaron cuál sería el equivalente de la pirámide de alimentos sanos para cuidar de la salud cerebral. Su aportación se basó en su expertise en el campo de las neurociencias, la medicina, la psicología, y la conciliación trabajo/familia/vida. Se identificaron 7 elementos que en su conjunto representan la salud del individuo de forma holística: sleep time, physical time, focus time, time in, down time, play time y connecting time.
El elemento que mejor predice la salud es el Tiempo para Meditar (time in), la capacidad de mantener el foco a través de la relajación, la meditación, y el estar presente. Un ejemplo es el “mindfulness/meditation” que implica estar en el momento presente observando lo que pasa por cuerpo, mente y espíritu. El paralelismo al sector farmacéutico se dibuja desde la perspectiva de la serenidad y bajo stress que tendríamos que gestionar en la toma de decisiones organizativas.
En segundo lugar, le sigue el Tiempo para Enfocarse (focus time), aplicación completa del foco de atención en una tarea. Esto permite una sensación de dominio o determinación. Habilidad a su vez muy necesaria en los momentos de cambios e incertidumbre que vive el sector farmacéutico.
El siguiente es el Tiempo para Jugar (play time), capacidad básica a nivel emocional e instintivo de disfrutar sin objetivo alguno. En nuestra etapa infantil el juego es imaginario y/o con juguetes al efecto. En la etapa adulta el juego se ejecuta con palabras y sentido del humor. De esta forma somos más capaces de afrontar los cambios y vemos nuevas oportunidades.
El Tiempo para Conectar (connecting time), se asocia con la habilidad de poder establecer y mantener conexiones con otras personas de forma sana y continua. Básicos para establecer relaciones interpersonales en momentos de cambios de roles y funciones en el sector.
Y no por ser menos importantes pero en último lugar aparece el Tiempo para dormir (sleep time) y el Tiempo para el ejercicio Físico (physical time). Estos son facilitadores indispensables para que nuestro cuerpo, mente y espíritu estén en equilibrio y soporten el día a día. A partir de este estudio, Steven Poelmans añade un octavo elemento: Tiempo para Nutrirse (nutrition time).
Otro elemento clave que provee al cuerpo humano de los nutrientes necesarios para su funcionamiento, crecimiento y mantenimiento de sus funciones vitales.
Así pues, llegados al 2014, y viendo las necesidades que tienen los directivos de la industria farmacéutica, (probablemente los que han experimentado más cambios en sus modelos de negocio y stakeholders), EADA Business School es pionero en organizar un programa formativo innovador que integra de forma holística los 4 niveles que integran la salud de la persona: salud mental, emocional, física y espiritual. Con el Master de Alto Rendimiento Directivo (MARD), el directivo tiene la oportunidad de compartir la experiencia con profesionales de otros sectores e integrar y equilibrar de manera personalizada cada uno de los elementos comentados.
El objetivo de esta acción formativa se sustenta en una amplia evidencia científica sobre la importancia de la salud, el equilibrio y la resiliencia, como condición imprescindible para un alto pero a su vez sostenible rendimiento directivo. La industria farmacéutica necesita líderes preparados para los retos que les depara el futuro inmediato.
El alto rendimiento es una competencia necesaria para conseguir superarlos con éxito. Cuando nos preguntamos ¿qué podría favorecer el éxito en mis funciones directivas? ¿ayudaría también en mi vida personal/familiar?
Como directivos debemos aportar a las organizaciones que representamos la mejora de sus resultados a través de nuestro conocimiento y experiencia pero… ¿por qué no hacerlo más y mejor cuidando también de nosotros mismos? Como decía al principio, ¿por qué no pasamos a Ocuparnos y no a Preocuparnos por la salud?