Albert C. Mikkelsen desarrolló en Silicon Valley un proyecto sobre conducción responsable
Como aseguró en su día el desaparecido Steve Jobs, “aquellos que están suficientemente locos para creer que pueden cambiar el mundo son quienes lo harán”. Una vez más, el gran genio de la informática acertó en sus predicciones, pues se ha constatado que las ideas convencionales ya no funcionan, que la única manera de cambiar el mundo es a través de ideas disruptivas.
Uno de estos “locos” es Albert C. Mikkelsen, alumno del Programa de Start-up de EADA, un joven de 24 años que cree que la creatividad no tiene límites y que cualquier idea, por atrevida que parezca a priori, puede convertirse en un proyecto que solucione problemas o necesidades actuales de la sociedad.
Precisamente, por su entusiasmo y visión creativa fue seleccionado este año como uno de los 12 dreamers que participarían durante el mes de julio en la cuarta edición del Imagine Silicon Valley. Se trata de una experiencia única que persigue unir la emprendeduría y la creatividad de jóvenes talentos con la tecnología de Silicon Valley. Por ello, durante un mes los 12 participantes no sólo debían desarrollar cuatro proyectos de innovación sino que además recibieron formación y sesiones de networking de la mano de expertos en innovación de empresas tan importantes como Google, Ideo, la Nasa y HP y de representantes de la universidad norteamericana de Stanford.
Método Lombard
En esta edición, los cuatro proyectos en los que trabajaron eran: conducción responsable, el aislamiento de los ancianos, el problema del agua y la cuestión de la seguridad en las redes sociales. Cuatro proyectos que, como en años anteriores, respondían a cuatro retos de la sociedad actual.
En concreto, Albert C. Mikkelsen trabajó en un proyecto de Audi que pretendía buscar formas creativas para mejorar la conducción vial. “El reto que nos plantearon fue mejorar la conducción para hacerla más segura y responsable y poder educar a las próximas generaciones”, explica. El problema, continúa, “es que nos percatamos de que los únicos estímulos para conducir bien eran la posibilidad de tener un accidente, el hecho de recibir una multa o la retirada de puntos”.
Ante esta situación, su equipo propuso un videojuego con el que conductor puede interactuar con los hijos para conseguir una conducción responsable. “A través del juego, los niños pueden conducir también el vehículo, pero si el padre o la madre conduce agresivamente o supera los límites de velocidad el niño pierde, lo que le incitará a llamar la atención a sus padres”, apunta Albert.
Para el impulsor del Imagine Silicon Valley, Xavier Verdaguer, uno de los mayores errores de la creatividad es que en seguida nos ponemos a pensar soluciones, pero es básico volver a plantear el problema y ponerlo en duda
Para llevar a cabo tanto este proyecto como todos los demás, los 12 dreamers tuvieron que seguir el Método Lombard, diseñado para desarrollarlo durante un mes, a razón de una fase por semana. Es el método learning by doing que siguen todos los programas formativos de EADA, con un enfoque fundamentalmente práctico, que se basa en cuatro fases:
Fase 1: Repensar el problema. Según Xavier Verdaguer, impulsor del Imagine y fundador de las empresas Innovalley y TMT Factory, “uno de los mayores errores de la creatividad es que en seguida nos ponemos a pensar soluciones, pero es básico volver a plantear el problema, ponerlo en duda, poniéndose siempre en el lugar del usuario”.
Fase 2: Generar ideas aportando en todo momento valor para el cliente.
Fase 3: Es la fase de prototipaje. Como afirma Verdaguer, “si tenéis una idea probadla lo antes posible con el cliente, aunque sea en fase beta, incorporad al usuario en el proceso creativo”.
Fase 4: Una buena idea si no se comunica bien no sirve para nada. Por ello, todos los emprendedores deben saber comunicar el valor diferencial de su producto.
Aprendiendo valores
Durante todo el mes Albert ha desarrollado estas cuatro fases de su proyecto con el feedback de más de 50 profesores y expertos procedentes de diferentes ámbitos. Según explica, ha aprendido muchas cosas pero, sobre todo, valores. Uno de los principales es que “se puede crear a cualquier edad”. Pone el ejemplo de una niña de 13 años, hija de uno de los miembros del staff, a quien se le ocurrían ideas realmente originales debido a la inocencia propia de su edad, “fundamental para innovar”. Albert enlaza este recuerdo con una frase que le dijo Àlex Castellarnau, User Insights en Dropbox: “No tenemos que buscar sabedores sino aprendedores”. Efectivamente, asegura, “si tienes ganas de aprender puedes aportar muchas soluciones innovadoras”.
Albert C. Mikkelsen ha aprendido que la creatividad no tiene edad, que la transparencia de información en una empresa u organización es fundamental para generar ideas innovadoras y que la prueba-error es básica para validar cualquier proyecto
Otro valor que destaca es la transparencia dentro de la empresa, es decir, “que cualquier miembro de la plantilla de una empresa, incluso los becarios, puedan tener acceso a toda la información”. En su opinión, esto facilitaría que las personas que se acaben de incorporar en una compañía puedan aportar ideas innovadoras desde el principio, además de fomentar la discusión de ideas entre todo el personal”. Eso sí, añade, “para que se dé la innovación no se debe censurar ninguna pregunta, por muy estúpida que pueda parecer”.
A esto Albert añade la necesidad de someter el proyecto a prueba-error para ver qué funciona y qué no. Para ello, recuerda la frase de Edison: “No he fracasado, he encontrado 10.000 formas que no funcionan”.
¿Creativos con greñas o con corbata?
Albert tiene el pelo largo y viste en un estilo grunge, fruto de su pasión por la música y, en especial, del rock. A los cinco años descubrió a Michael Jackson y a los 12 a Marilyn Manson, lo que le llevó a los 14 a componer sus primeras canciones y a participar en alguna película. De hecho, a los 19 años viajó a Londres para ampliar sus conocimientos artísticos, primero inscribiéndose en una escuela de música y más tarde cursando la carrera de Media and Cultural Studies en el London College of Communication.
Volvió a Barcelona porque encontró trabajo en una consultora especializada en coolhunting, marketing y comunicación. Pero seguía soñando con emprender un negocio, por lo que inició el programa de Start-up de EADA que, según explica, “me hizo ver que el mundo de la empresa me gustaba más de lo que me imaginaba y me dio las herramientas y conocimientos necesarios sobre management y liderazgo que necesitaba”.
En la actualidad, Albert está pendiente de varios proyectos, además de la presentación de su proyecto para Audi en Barcelona el próximo 2 de octubre. Su carrera hacia la emprendeduría es ya imparable. Aunque él se define como un creativo con greñas, le gustaría algún día romper con los estereotipos y ser un creativo con corbata, de la misma manera que le gustaría ver a un ejecutivo con greñas. Porque, como argumenta, ”cualquier persona con buenas ideas puede crear”.