Emma de Llanos es directora y profesora en el Master en Dirección de Recursos Humanos.
Una de las tentaciones y necesidades de los profesionales de RRHH (y me imagino que también de los profesionales de otras áreas funcionales), es conocer y compartir buenas prácticas con el resto de colegas para no sentirnos solos en el desempeño de nuestra función. Si bien este corporativismo nos ayuda, también nos limita.
Creo que una de las mejores decisiones que he tomado desde ya hace un tiempo es interesarme por lecturas y eventos que aglutinan profesionales y experiencias que van más allá de nuestro rol. Sino ¿cómo podemos entender el comportamiento de nuestra organización si somos ajenos a las políticas globales de nuestras compañías y a los aspectos macro del mundo en el que estamos?
Algunos tenemos la suerte de trabajar en organizaciones cada vez más globales donde se nos brinda la oportunidad de tener acceso a nuevos mercados, a nuevas culturas y personas; apoyándonos evidentemente en las nuevas tecnologías y en la valiosa aportación de las redes sociales, que nos permiten estar presentes e influir en cualquier momento y lugar. Estamos siendo testigos y a la vez protagonistas de un cambio brutal de paradigma en la forma de relacionarnos y de comunicarnos. Desde las corporaciones ya no tenemos el control sobre lo que queremos transmitir. Ahora son los demás los que opinan de nosotros y los que contribuyen a crear nuestra imagen de marca. Una gran ventaja si sabemos aprovechar y escuchar los mensajes de nuestro cliente.
Otro aspecto que no podemos olvidar por su importancia pero que no es tan evidente para algunos, es el claro envejecimiento de la población en Europa y especialmente en España. Según la ONU, el año 2050 España será el país más envejecido del mundo después de Japón e Italia. Las proyecciones realizadas por el INE (Instituto Nacional de Estadística) para el año 2050 nos dicen que la pirámide de población se estrecha de tal manera entre los 20-60 años que se pondrá en riesgo la posibilidad de cubrir determinados puestos de trabajo y aparecerán graves problemas para retener personas cualificadas. Angela Merkel, que ya lo tiene claro, se está anticipando a esta situación con los llamamientos masivos que está realizando. Si a todo ello sumamos la crisis económica que hizo que el año 2010, 40.000 personas con talento se fueran de España y que estamos utilizando las prejubilaciones como fórmula para reducir plantillas. ¿ de dónde obtendremos el talento?
La gestión de la demografía y del talento es y será una cuestión crítica que nos debe llevar a repensar las actuales formas de organización del trabajo, a revisar los estilos directivos de las compañías y a revisar las políticas actuales de compensación y de desarrollo. Entender a las nuevas generaciones y aprovechar en el sentido amplio el know-how que aporta la madurez es y debería ser una prioridad. Sin olvidar evidentemente la necesaria gestión emocional de los que se quedan en las compañías que se han visto obligadas (de verdad) a reducir personal. La pérdida de confianza en las personas y empresas, el ejercer presión más que apoyo, el no invertir en formación, etc.. plantea hoy por hoy un escenario poco estimulante.
Ante esta situación, ¿qué podemos hacer desde RRHH ? Seguramente debemos superar nuestro rol de expertos en políticas y prácticas propias del área (algo que por lo general ya sabemos hacer) y añadir un nuevo rol que nos permita actuar como unos auténticos arquitectos sociales, aprender a gestionar la complejidad y actuar como verdaderos intraemprendedores que nos permita crear valor a nuestra organización.