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Más del 60% de los asalariados está ya por debajo de la barrera del ‘mileurismo’. Pero también directivos y mandos intermedios han visto recortados sus emolumentos

Con más de cinco millones de parados, el poder adquisitivo de los españoles cae sin freno aparente. Pero no solo el de aquellos que no tienen trabajo, sino también el de quienes lo conservan. En noviembre del pasado año, la Agencia Tributaria publicó cuánto cobran los españoles conforme a sus declaraciones del impuesto de la renta (IRPF) y los datos fueron, cuanto menos, preocupantes; casi el 60% de los asalariados de nuestro país percibe menos de 1.282,80 euros brutos al mes, lo que sitúa sus ingresos netos por debajo de la barrera del ‘mileurismo’.

«No hay duda de que los españoles han perdido poder adquisitivo, algo incomprensible al ver cómo ha aumentado la formación superior y de postgrado», explica José Luis Crespo, ‘area manager’ de la firma Adecco Professional. Asimismo, y según datos del Ministerio de Trabajo, los salarios siguen perdiendo valor. Al cierre de 2011, su aumento medio era del 2,5%, mientras que el Índice de Precios al Consumo (IPC) se había incrementado un 2,9%.

Pero no solo caen los sueldos de los empleados, sino que mandos intermedios y directivos también notan esta merma, cada uno en proporción a sus emolumentos habituales. Según un estudio reciente de la escuela de negocios EADA, los salarios han caído unos 1.000 euros de media desde 2009. Si en ese año, el sueldo medio de un directivo rondaba los 73.600 euros, en 2011 bajó a los 72.804 euros. Algo parecido a lo que ocurría con los mandos intermedios, que veían caer sus sueldos hasta los 37.434 euros frente a los cerca de 40.000 que lograban al comienzo de la crisis.

Jordi Costa, profesor de EADA

Jordi Costa, director de diversos programas de empleo en EADA, añade que si bien en comparación con el resto de países de la UE la diferencia de los salarios -y de capacidad adquisitiva- resulta evidente, «desde 2009 los sueldos medios de todo el personal laboral han aumentado». El citado informe parece avalarle: los directivos cobraban 68.795 euros brutos de media en 2007, es decir, 4.000 menos que en 2011; los mandos intermedios ganaban unos 34.800 euros, 2.600 menos; y los empleados 19.588 euros, 1.900 menos que en el último ejercicio. «Por tanto -explica-, el gran problema es que ahora la gente está mucho más endeudada que antes y tiene serias dificultades para afrontar el pago de sus hipotecas».

Menos poder adquisitivo

Sin embargo, el último estudio completo sobre este tema, publicado en 2010 por la Secretaría de Estado de Comercio (Ministerio de Industria), apuntaba que, si bien en la última década el poder de consumo había crecido ligeramente, el poder adquisitivo total, incluyendo toda suerte de gastos, había disminuido de forma significativa. En concreto, entre un 9% y un 20% si a la hora del análisis se incluía también el pago de las hipotecas, cuyo peso en el gasto familiar ha crecido de forma significativa en los últimos años.

Para Pedro Casielles, consultor de Randstad, resulta evidente que los salarios «están descendiendo» y algunos empresarios «se están aprovechando de esta coyuntura, ya que están contratando a gente muy buena por bastante menos dinero». Aun así, entiende la situación. «Los sueldos han caído más en sectores como el de la construcción o el inmobiliario». De hecho, hay encargados de obra que han pasado de cobrar 130.000 a 70.000 euros anuales desde 2008 o 2009 hasta la actualidad. Casielles lo compara con el propio precio de la vivienda: «¿costaba un piso tanto como nos hacían pagar? ¿Correspondía ese salario realmente al trabajo que hacía ese señor?».

Pocas profesiones privilegiadas en materia salarial quedan ya, si bien, como reza el dicho, «haberlas, haylas». Por ejemplo, en las actividades ligadas al suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado, los sueldos están claramente por encima de la media nacional, situada en unos 15.500 euros al año según la Encuesta de Estructura Salarial del INE para 2009, la última publicada. Lo mismo ocurre en las actividades financieras y de seguros.

Pero, ¿dónde está el límite? Hasta no hace muchos meses, los llamados ‘mileuristas’ se quejaban en voz alra de sus bajos salarios. Hoy parecen casi resignados, viendo que un porcentaje importante de trabajadores cobra incluso menos. Para Casielles, el salario «es algo muy personal». Aun así, «hay un nivel de confort que nunca tenemos que rebasar a la baja. No tiene sentido que con un sueldo no se pueda pagar la comida, el transporte para llegar al trabajo y una casa digna». Es más, afirma que si una empresa no ofrece una retribución que aporte dichas condiciones, «tendrá a sus empleados disgustados, y en parte con motivo, algo que tampoco les beneficia».